Delincuencia y peligro vial ha traído la llegada del metrobús desde hace cuatro meses tan sólo a dos colonias del nororiente de la ciudad.
La vida de cientos o hasta miles de habitantes de la unidad habitacional Manuel Rivera Anaya y de la colonia San Antonio Abad ha cambiado desde la llegada de las unidades a la zona.
Ahora una enorme reja impide su paso y un enorme puente peatonal es inservible para cruzar de una colonia a otra, por lo que se abrió un boquete en la malla, a un lado de la estación de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA).
Margarita Ramos, una ancianita de más de 70 años de edad, ha cruzado a pie por más de tres décadas para ir a trabajar de afanadora a un comercio ubicado en la colonia Amalucan.
Ahora le es imposible subir el puente peatonal por lo largo de la subida, en la que llega a tardar hasta 10 minutos, debido a su edad y salud precaria, por lo que prefiere arriesgarse y cruzar por el boquete, aunque pueda ser atropellada por el metrobús.
“Una vez intenté cruzar por el puente, pero está muy largo y no tiene caso, son muy tontos quienes lo hicieron, no pensaron en personas mayores que nos es muy difícil estar subiendo rampas.”
El puente —como se pudo comprobar en un recorrido de Intolerancia Diario— abarca cientos de metros de recorrido, con el que no sólo se evita el carril confinado para el metrobús, sino también la vía del tren.
Por las noches, refirieron los vecinos, es imposible cruzar el puente, ya que se lo han apropiado pandillas del lugar, quienes lo utilizan como guarida, por lo que quien cruce seguro es asaltado.
Pero esta estructura al parecer no fue pensada para los peatones que cruzan de una colonia a otra, sino para los usuarios de RUTA, ya que llega hasta unos cuantos metros de la entrada de la estación, justo en medio de los carriles confinados, por lo que los que quieran llegar a la colonia Manuel Rivera tendrán que cruzar forzosamente el carril confinado, mientras que los que vayan a San Antonio Abad tendrán que subir y caminar el enorme puente.
Esta situación provocó que se abriera dicho boquete, donde ahora por igual cruzan niños, estudiantes, adultos y personas de la tercera edad en tan sólo segundos, pero con el peligro del cruce de las unidades de RUTA.
La delincuencia
Pero no sólo la delincuencia se ha apropiado del puente peatonal, sino también las zonas abajo del puente vehicular, que se construyó a escasos metros de los edificios de la colonia Manuel Rivera.
Matilde Sarmiento Contreras contó cómo por las noches los adictos y pandilleros llegan abajo del puente a drogarse, lo que significa gran peligro para las familias que viven a unos cuantos metros.
La barda con púas de navaja, colocada por la empresa constructora del metrobús, dicen los vecinos que no es suficiente, ya que cualquiera puede abrir con unas pinzas e introducirse a los departamentos.
Tampoco la lámpara colocada en este lugar —abajo del puente vehicular— sirve, por lo que una completa oscuridad invade la zona, a la que nadie se atreve a cruzar una vez que se ha retirado el sol.
Por su parte, Elizabeth Barba, exintegrante de la comisión de vecinos inconformes con la obra, señaló que siguen vibrando las casas, aparte del problema de delincuencia y peligro que se ha generado para los pobladores.
“Lo que pensamos hacer es seguir protestando, la gente ha decidido parar el paso del metrobús, no nos están dejando otra opción.”
—¿Qué piden al gobierno, finalmente ya se construyó la obra y el metrobús circula?
—Principalmente que no nos falte el agua, pero que haya más seguridad.
Por lo tanto, señaló que tanto vecinos de la Manuel Rivera como de San Antonio Abad exigen que el paso sea por abajo.
“Hicieron un puente enorme y estamos en contra, ya que es una zona peligrosa, aparte de largo camino para cruzar.
”Ellos (los vecinos de San Antonio Abad) también ya advirtieron que van a cerrar el paso del metrobús por ese puente inmenso que les pusieron, tienen que recorrer mucho, queremos ver a su abuelito de Rafael Moreno Valle subiéndolo el puente, y si él puede subir también nosotros”.
El Poder del Consumidor
Una segunda revisión técnica realizada por el Observatorio Urbano Metropolitano de Puebla y la asociación civil El Poder del Consumidor arrojó que la RUTA no ha cumplido las expectativas del proyecto, a cerca de cuatro meses desde que inició operaciones.
Entre las principales observaciones se encuentra la falta de puentes y semáforos para garantizar la seguridad de los peatones.
La revisión se efectuó el pasado 15 de abril, donde también se reconoció un avance en la colocación de semáforos peatonales, pero sólo estaba operando el del paradero de San Alejandro.
En los 37 puntos restantes prevalecía el riesgo para los usuarios al momento de acceder a los paraderos del metrobús, como se constató en la colonia Manuel Rivera Anaya.
Acusó el estudio la falta de policías de tránsito en los cruces de acceso a las estaciones de la línea troncal, pues durante la revisión sólo se pudo apreciar la presencia de los uniformados en el paradero ubicado en la diagonal Defensores de la República, mientras que en el resto no hay quien auxilie a los usuarios.
El reporte indica que no ha sido terminado ninguno de los ocho puentes peatonales de los 18.5 kilómetros de la línea troncal, sin embargo algunos son utilizados por los ciudadanos al no tener otra opción de cruce.
Detalla el atraso en las estaciones de la Universidad Tecnológica de Puebla, Rivera Anaya y Matamoros, en este último se ha mantenida cerrada la estación debido a que el retraso en la construcción del puente es mayor.
El retraso de las unidades en horas “pico” fue otra de las observaciones derivadas del estudio, pues indica que el tiempo de espera entre una unidad y otra es de 25 minutos en las terminales de Chachapa y Tlaxcalancingo.
En tanto, de una estación a otra va de 8 a 10 minutos, cuando lo ideal en las horas de mayor tráfico no debe rebasar los 5 minutos.
A favor se resalta la implementación de las alimentadoras que permiten el mayor flujo de otras rutas que van menos congestionadas de usuarios, así como la tarifa de 7.5 pesos que permite transbordar dos unidades en caso de que los pasajeros necesiten recorrer distancias largas.
El reporte detalla que en la estación Hospital para el Niño Poblano no existe puente peatonal, a pesar de formar parte del proyecto, lo que representa un alto riesgo para los pasajeros.
El sitio coincide con el descenso de un puente vial sobre la carretera a Atlixco, donde los vehículos alcanzan velocidades hasta de 80 kilómetros por hora.
Para un proyecto de ese tipo, la infraestructura que garantiza la seguridad de los usuarios tuvo que estar completamente terminada antes de iniciar las operaciones, con la finalidad de no exponer a los pasajeros a riesgos innecesarios.
Mientras en Chachapa se proyectaron seis puentes peatonales y sólo se construyen dos de ellos, aunque carecen de alumbrado adecuado y de las protecciones laterales.
Aunque existen pantallas, indicadores y kioscos informativos, éstos aún no funcionan, por lo que la señalética para los usuarios es deficiente.
Las terminales carecen de mapas con la ruta del corredor de transporte, indispensable para que los pasajeros identifiquen el derrotero de la línea y sus rutas alimentadoras.
Los sistemas de recarga siguen siendo improvisados, al igual que el sistema de validación, en tanto que las máquinas para la venta y recarga de tarjetas siguen sin estar disponibles en todas las estaciones.
El moderno sistema implementado por la Secretaría de Transportes mantiene desde el inicio de su operación una falla operativa: al detenerse, los autobuses suelen quedar separados de las plataformas hasta 30 centímetros, lo que representa un riesgo potencial para menores de edad, discapacitados y personas de la tercera edad.
Además los usuarios con discapacidades se enfrentan al hecho de que no están listas las rampas de acceso a cada estación ni para ingresar a los autobuses; tampoco hay información en sistema Braille ni espacios preferenciales en los autobuses no articulados del sistema.
Mientras que en las terminales Chachapa y Tlaxcalancingo es deficiente el techado de los andenes, lo que deja desprotegidos a los usuarios ante las inclemencias del clima.
El Poder del Consumidor recomienda concluir los accesos y puentes peatonales a la brevedad, ubicar semáforos peatonales y encender las cámaras de vigilancia así como las pantallas informativas, además de incrementar el servicio de seguridad pública en las 37 terminales.
Consideró importante dar a conocer si existe un centro de control, si existen comandos de voz y video para los operadores de los autobuses en la ruta troncal y sus alimentadoras, a fin de coordinar la operación de los autobuses.
Así como que se detalle si las cámaras instaladas realmente están monitoreando para atención y seguridad al público.