Sin lugar a duda, la niñez es una caja de sorpresas, una venturosa condición en la que cientos de pequeños imaginan volar hacia las estrellas, simulan ser superhéroes, combaten monstruos y otros seres extraños, y a cada paso invitan a descubrir su universo de fantasía, por ello cada 30 de abril en México es celebrada.
La idea de festejar el Día del Niño surgió el 20 de noviembre de 1959, cuando la Asamblea General de la ONU tuvo una reunión en Ginebra, Suiza, en la que decidió reafirmar los derechos de los niños universalmente.
Desde entonces, cada país ha elegido un día del año para celebrar y organizar actividades que ayuden al desarrollo del bienestar de los infantes.
En Bolivia, el Día del Niño es el 12 de abril; en Ecuador el 1 de junio; en Chile el primer domingo de agosto; en Argentina el segundo domingo de agosto, y en Perú el tercer domingo de agosto.
Brasil lo celebra el 12 de octubre; Colombia el 3 de abril; Paraguay el 31 de mayo; Uruguay el 9 de agosto, y Venezuela el tercer domingo de julio, por citar sólo a algunos países.
En México, en 1924 se señaló el 30 de abril como el Día del Niño, siendo presidente de la República, Álvaro Obregón, y Ministro de Educación Pública, José Vasconcelos.
A partir de entonces, cada año se les hacen grandes festejos tanto en casa como en diferentes instituciones públicas y privadas; ese día se les consiente y se les compran dulces y juguetes.
Así como existen los derechos a los animales, las mujeres, los adolescentes y los humanos, los pequeños también tienen derechos. De hecho, durante el siglo XIX circuló en algunos medios esta idea y no solo la de recibir dulces y juguetes.
Sin embargo, no fue sino hasta el siglo XX, cuando apareció la primera declaratoria sobre los derechos de los niños. De carácter sistemática, fue la Declaración de Ginebra del 26 de diciembre de 1924, redactada por Eglantyne Jebb, fundadora de Save the Children.
A partir de entonces han surgido normas que garantizan la protección y el reconocimiento de los niños en el mundo.
Las Naciones Unidas aprobaron en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos que, implícitamente, incluía los derechos del niño, sin embargo, posteriormente se llegó al convencimiento que las necesidades particulares de los niños y niñas debían estar especialmente enunciados.
Antes había decidido que el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para los Niños continuara sus labores como organismo especializado y permanente para la protección de la infancia, denominándolo oficialmente Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).
El 20 de noviembre de 1959, por iniciativa de la Unicef, las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño.
A partir de 1975, con ocasión del Año Internacional del Niño, se comenzó a discutir una nueva declaración de derechos del niño, fundada en nuevos principios.
A consecuencias de este debate, en 1989 se firmó en la ONU la Convención sobre los Derechos del Niño y dos protocolos facultativos que la desarrollan: Proporcionar a la infancia protección jurídica contra las peores formas de explotación y utilizar los protocolos facultativos para aumentar los instrumentos de derechos humanos.
La Convención está compuesta de una serie de normas y obligaciones aceptadas por todos. Estas normas establecen derechos y libertades mínimas que los gobiernos deben cumplir.
Los derechos y libertades de los niños se basan en el respeto a la dignidad y el valor de cada individuo, independientemente de su raza, color, género, idioma, religión, opiniones, orígenes, nacimiento o capacidad.
En el caso mexicano, se han presentado diversas reformas, campañas, caminatas y hasta conciertos para la promoción y defensoría de los derechos de los niños.
Entre las reformas figura la reciente aprobación al Artículo 123 constitucional, que eleva de 14 a 15 años la edad mínima para la admisión al empleo.
Asimismo, el pasado 25 de abril, la Red Mexicana de Ciudades Amigas de la Niñez (RMCAN) realizó la caminata “Por una infancia sin violencia”, con el objetivo de hacer visible la importancia de la participación infantil e invitar a la sociedad y a los diferentes órdenes de gobierno a reflexionar sobre su papel en una de las problemáticas que aquejan dicho sector de población.
No obstante, han surgido polémicas en torno a la niñez, como el acontecido el 13 de enero de 2011, cuando la Secretaría de Gobernación (Segob) informó que iniciaría el registro de poco más de 25 millones de niños y jóvenes de 4 a 17 años en todo el país, a fin de emitir las Cédulas de Identificación personal para menores de edad.
De acuerdo con los planes de la Segob, se concluiría a finales de 2012 con el registro de los menores de edad en todo el país, para, luego, iniciar la expedición de cédulas para los mayores de edad. El tema quedó pendiente en el pasado sexenio.
Es así que el Día del Niño encuentra su origen en algo más trascendental que las golosinas, los juguetes y las alegrías, pues el sentido primordial es hacer conciencia sobre la grave situación que viven alrededor del mundo, saber que tienen derechos y que merecen lo mejor de la sociedad.