Investigadores del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) confirmaron la falta de atención en Puebla para niños que padecen autismo, ya que menos de 10 por ciento recibe una educación adecuada.

Gerardo Alducín Quintero Mármol, de la casa de estudios Tec de Monterey-Puebla, detalló en rueda de prensa que el número de menores con autismo se detectó a partir de investigaciones de campo, ya que no existen cifras oficiales.

Dijo que se detectaron más de 450 menores con este padecimiento, pero sólo 40 —menos de 10 por ciento— reciben una educación especializada en cinco escuelas, problema que requiere atención.

Ante el problema, estudiantes del ITESM Puebla, de la Escuela de Arquitectura, Artes y Diseño, crearon materiales didácticos y muebles para niños con autismo.

Los materiales consisten en caleidoscopios y charolas que permitirán estimular a los estudiantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por su parte, coordinadora de la Red de Atención a la Diversidad Funcional, Gabriela Carreño Herrera, destacó que entre los síntomas del autismo se encuentra la falta de interacción social.

Además, los menores muestran dificultad para relacionarse con otros niños de la misma edad, poco o nulo contacto visual, evitan el contacto físico, no responden al ser llamados por su nombre, no tienen lenguaje y si lo tienen presenta alteraciones.

El antecedente
Esta situación la había informado Intolerancia Diario mediante reportajes desde 2011, donde se señalaba la situación, que no ha cambiado hasta el momento.

En agosto del 2011, mediante el reportaje “Autistas en el olvido”, se informó de una de las enfermedades mentales más descuidadas y menos atendidas por las autoridades del gobierno estatal y municipal, al grado de que no existen planes educativos para cientos de niños que lo padecen.

En el estado de Puebla, extraoficialmente, se calcula que existen por lo menos 15 mil niños con este problema, 6 mil de ellos tan sólo en la capital, pero sólo hay tres escuelas especializadas en su tratamiento, que dan en promedio clases a sólo cien pequeños.

Algunos padres de familia acusan que cuando llegan con un niño autista a pedir apoyo al DIF estatal o municipal la respuesta siempre es la misma: no hay programas para este tipo de padecimientos infantiles.

“Surgiendo, comunidad autista” es un organismo civil que nació hace 11 años en el estado de Querétaro, para apoyar, pero sobre todo educar, a niños con este padecimiento, y desde hace seis años tiene presencia en Puebla.

Su directora y fundadora explicó que en aquel entonces nació luego de que se le diagnosticó a su hijo —de ahora 13 años de edad— la discapacidad a los dos años, y al buscar una escuela para educarlo simplemente vio que no existían.

—¿Es un sector muy desprotegido?

—Así es, es una discapacidad que está absolutamente abandonada, poco entendida, está desinformada la gente, se tienen ideas muy erróneas, creen que no pueden llegar a aprender.

Hay profesores que algunas veces por ignorancia en lugar de decir no sé les dicen a los familiares que no hay remedio.

Platicó que instituciones gubernamentales como el DIF —tanto estatal como municipal— hacen caso omiso a este tipo de padecimientos, tal vez por su complejidad y por no considerarla una discapacidad.

“Me platican padres de familia que han llegado al DIF a pedir ayuda, pero al enterarse que se trata de niños con autismo son rechazados, ya que les dicen que este problema no es una discapacidad, por lo que no les pueden ayudar”.

El tratamiento
“Surgiendo, comunidad autista” aplica un tratamiento que ha dado grandes resultados en España y diversas partes del mundo, en la que logran que el autista sea lo más independientemente posible.

“Estamos tratando de que fijen su mirada a nuestras expresiones y así poder ponderar que hicieron algo bien o si se equivocaron utilizamos signos y señales muy parecidas a personas con sordera”, dijo.

“Después utilizamos el área de comunicación y lenguaje, que es súper importante, porque los niños con autismo que tienen sumamente limitada no desarrollan lenguaje y si lo desarrollan solamente hacen ecolalia, cuando reporten las palabras que escuchan, pero pueden repetirla sin saber qué es lo que significa.

”Hay niños que tienen ecolalia, lo que tratamos de hacer en el área de lenguaje y comunicación es que sepan el significado y haya una intención comunicativa, sepan que significa y además que la comuniquen.

”Trabajamos motricidad fina, para cualquier chiquito que tenga dificultades y aunque no las tenga hay que tratarlas, porque con el área de motricidad fina los estamos ayudando para que en el área de motricidad realicen trazos y sobre todo tengan actividades de autonomía, como es vestirse, desvestirse, bañarse, lavarse los dientes y un sinfín de cosas. Esto les ayuda y favorece para que puedan valerse por sí mismos.

”Tan sólo para peinarse necesitan mucha fuerza y precisión, necesitamos trabajar con ellos”, explicó.

—¿Son niños que necesitan educación especial forzosamente?

—Sí, por eso necesitamos reforzar esas áreas que mencioné, como es el caso de autovalidismo, en el que les enseñamos vida independiente, que tiene que ver desde el vestido y desvestido, higiene y alimentación.

“Aquí pueden llegar a la escuela los niños sin alimentarse, aquí tratamos de que coman solos. Muchas familias o papás aún les dan de comer en la boca, por alguna dificultad motora o porque piensan que no lo van a poder hacer”.

Asimismo, en 2011, Maciel Arvea Damián, coordinador general de MÍRA-ME, señaló que el autismo, en su expresión sintomática, es contradictorio a los ambientes de aprendizaje del aula regular, pero no se le educa al menor con este problema.

“La legislación educativa manifiesta que todo niño sin distinción alguna, con o sin discapacidad, tiene que estar integrado al ambiente del aula regular, situación que no favorece a estos infantes”, indicó.

El especialista recalcó que éste puede parecer un tema ajeno, pero en realidad es muy próximo, ya que la estadística mundial considera que hay un niño con autismo por cada 125 nacimientos.