Cuando todo falla, cuando los argumentos no convencen, cuando el poderoso que ha sido encontrado en falta se encuentra contra la pared, siempre queda el recurso de acusar a la víctima. Sucede en Palestina con la ofensiva en contra de civiles, sucede en Puebla con el uso criminal de balas de goma, sucede en Estados Unidos con los niños migrantes.
Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí, se justificó frente a la BBC de Londres por la muerte de más de 500 civiles durante la reciente ofensiva en la franja de Gaza con una explicación surreal. El líder hebreo atribuyó la muerte de ciudadanos ajenos al conflicto bélico, muchos de ellos niños, al hecho de que Hamás los usaba como escudo humano y de paso denunció la violación que eso representa a las leyes humanitarias internacionales. Lo que no dijo es que bajo cualquier criterio humanitario la ley, o para ese caso la ética, proscribe el ataque de objetivos civiles. En otras palabras, ningún policía podría argumentar haberse visto obligado a disparar contra un niño porque el delincuente se parapetó atrás de él. Justo lo que hace el Estado de Israel.
Algo similar a lo que hace otro Estado, el Estado de Puebla, en el centro de México. En su intento de dispersar una manifestación de colonos la policía poblana utilizó la reciente ley impulsada por el gobernador Moreno Valle para reprimir las protestas sociales, con resultados trágicos. Un niño murió y varios adultos resultaron con heridas graves por el impacto de las balas de goma que fueron disparadas en contra de la multitud.
La tragedia es la confirmación de una crónica anunciada. La nueva legislación, ahora conocida como #LeyBala, había sido denunciada por organismos civiles por su carácter represor, pues entre otras cosas autoriza el uso de armas de fuego para disolver protestas sociales. Constituía la enésima medida de un gobernador anecdótico y singular, convencido de que su aspiración para llegar a la presidencia del país sería mejor servida proyectando la imagen de hombre de puño firme y decidido.
Rafael Moreno Valle Rosas es nieto de Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla y ministro de Díaz Ordaz, y había sido un cachorro protegido del PRI en su paso como diputado local y federal. No obstante decidió que su ascenso a la cumbre podría acelerarse por vía del PAN toda vez que este partido se había hecho del control de Los Pinos. Una arraigada militancia católica favoreció el cambio al partido conservador gracias a lo cual obtuvo un escaño en el Senado. Desde esta posición logró convertirse en uno de los principales activos políticos de Elba Esther Gordillo, líder del sindicato de maestros, aliada del presidente Felipe Calderón.
En 2010, Moreno Valle tuvo el golpe de suerte que le cambió la vida. Mario Marín, el mandatario poblano de triste memoria por haber sido acusado de coludirse con las redes de pederastas para reprimir a la periodista Lydia Cacho que las denunció, decidió imponer a un delfín como su sucesor. La impopularidad de Marín fue la coyuntura perfecta para la candidatura de Moreno Valle, quien tutorado por Elba Esther Gordillo logró una alianza de PAN, PRD y PANAL y la conquista de la gubernatura.
Desde el inicio de su mandato, Moreno Valle asumió que si Peña Nieto había conseguido llegar a Los Pinos a partir de la plataforma del Estado de México, él podría lograrlo desde Puebla. Fincó su estrategia en una poderosa campaña de medios nacionales, un control férreo sobre la prensa local y una política autoritaria en contra de la inseguridad y a favor de la estabilidad. Contrató a un policía con fama de duro, Facundo Rosas, ex brazo derecho de Genaro García Luna el policía del Gobierno de Calderón, y cambió las leyes para acotar el espacio de la disidencia. Una bala de goma interrumpió sus designios.
Ante la muerte del niño, el Gobierno poblano ha incurrido en un error tras otro. Primero actuó con la soberbia del poderoso y defendió su derecho a utilizar la fuerza legítima para disolver manifestaciones. Luego intentó minimizar el incidente como algo que se ha magnificado por razones políticas. Más tarde, ante la crítica de la opinión pública nacional, decidió inculpar a los propios manifestantes por la muerte del niño (un cohete), pese a que las fotos de las heridas y el resultado de la autopsia, contradicen la tesis oficial. Hasta aquí una argumentación que sigue paso a paso la esgrimida por Netanyahu en la actual ofensiva en contra de los palestinos.
Finalmente Moreno Valle decidió abolir su #LeyBala para aplacar la indignación de la opinión pública. Hasta ahora no hay una investigación para conocer a los responsables del asesinato de José Luis Alberto Tehuatlie ni tampoco algún tipo de pésame por parte del gobernador. Todo indica que no sólo murió un niño y una ley absurda para castigar manifestantes; también una precandidatura presidencial.