A unas horas de su partida a Matamoros, Tamaulipas, donde será el sexto Obispo de la localidad, Eugenio Lira Rugarcía, condenó el abuso de poder y encomendó retomar los valores, sobre todo, el respeto a la mujer, e insistió en que a su nueva diócesis llegará a escuchar.

Al presidir su última misa en Catedral, en la cual nuevamente el Arzobispo, Víctor Sánchez Espinosa, le agradeció los 25 años de sacerdocio en Puebla, cinco de ellos como Obispo, en la homilía, Eugenio Lira Rugarcía señaló que hay un poder que debe usar la gente y es el amor, porque los otros se acaban.

El poder es amenazante cuando quienes lo tienen lo utilizan para servirse de los demás; utilizan la superioridad física, intelectual o económica, condición o la autoridad que se ha confiado; humillan, maltratan, acosan, explotan e imponen sus caprichos a la familia, compañeros de escuela o de trabajo, a los subordinados, a los pobres, declaró.

Condenó que el poder se convierta en una fuerza destructora al provocar injusticia, sufrimiento, inequidad, pobreza, corrupción violencia y muerte, advirtiendo que “aunque quien tenga el poder se salga con la suya, tarde o temprano el poder se acaba, y la vida da muchas vueltas, un día por poderoso que sea, habrá de llegarle el final”.

Respeto a la mujer

En entrevista, al preguntarle por la violencia que se presenta en Puebla, indicó que debe retomarse la formación de respeto a la vida, que esto sea lo más importante para el hombre.

Relató que preocupa que algunas personas sin ningún temor priven de la vida a su semejante, y señaló que para evitarlo hay que formar con valores. Externó que en el caso de los feminicidios que se han registrado en Puebla, se tiene que valorar a la mujer desde la casa, no sólo hablar en la calle de respeto, pues quienes así lo practican se convierten en candil de la calle y oscuridad de su casa.

Escuchar, parte fundamental de su tarea

Anunció que será el próximo martes cuando a las 17:00 horas se lea la bula papal en la Catedral de Matamoros, y lo que hará será el escuchar a la gente. Eugenio Lira Rugarcía, reiteró que fortalecerá sus lazos con los migrantes, sobre todo, escuchará a la gente, lo cual le significa un reto.

Declaró que buscará reunirse con los sacerdotes y vicarios de Matamoros, siendo atento de las diferentes recomendaciones para comenzar la nueva encomienda que le dio el Papa Francisco.

Reconoció que temas como la inseguridad, la migración y la pobreza son algunos de los que le preocupan, y resaltó que los atenderá con apoyo de todos los sectores de la sociedad.

Hay que recordar la enseñanza de la iglesia: la persona humana tiene dignidad que todos debemos reconocer, independientemente de su condición migratoria. Vamos a seguir trabajando por la toma de conciencia de la dignidad de las personas y que se valore el aporte de los migrantes”, comentó.

Expresó que ahora habrá un contacto directo con los Obispos de la región que atienden a los migrantes, pues hay que realizar una labor conjunta.

Lira Rugarcía, declaró la emoción por su nuevo nombramiento y resaltó que espera tomar posesión de la diócesis en noviembre próximo: “Estoy pensando algunas cosas para hablar con los sacerdotes, los diáconos, visitar las congregaciones religiosas, reunirme con los organismos laicales, escuchar a las autoridades y a todo mundo. Primero escuchar, para no imponer. Lo primero de todo servidor es escuchar para ver qué caminos seguir para apoyar. Debo reconocer las acciones realizadas por mis antecesores. Yo llego a continuar lo que se ha hecho, hay un caminar interesante”,

Panista charoleando

Durante la celebración religiosa el panista José María Iguiniz Cárdenas, mostrando credenciales a la gente de comunicación de la Arquidiócesis, pasó al área restringida, donde sólo se permite la permanencia por unos minutos a reporteros y fotógrafos, presumiendo que era columnista y que debía estar frente al altar.

A la misa oficial de despedida del pasado 14 de noviembre, asistieron políticos, diputados, y en la dominical estaba Luis Armando Olmos Pineda, sin que alguno de ellos ocupara espacios que no le correspondían.