Para el Estado de Puebla existe un pronóstico alarmante de escasez de agua para el año 2030, cuando el 58 por ciento del territorio será caluroso, aseguró César Solís Gómez, integrante del comité técnico del agua del Colegio de Ingenieros Civiles del Estado de Puebla.
Además, reveló que, se reducirán los climas templados y semifríos, y en sentido contrario, en el Estado de Puebla aumentarán los climas cálidos.
Dijo que, el 60 por ciento de la entidad poblana estará en condiciones de aridez, aunque no se presentarán afectaciones graves en las regiones serranas por la humedad existente.
Por eso, es importante tomar medidas conjuntas en contra de los grandes problemas que se enfrentan como la contaminación ambiental y de los ríos, de manera conjunta, gobierno, empresas y sociedad.
El experto del CICEP, dijo que en la zona metropolitana será decreciente el acceso al agua potable, al grado que rumbo al 2030 tendremos una disponibilidad mínima, a menos que se busquen y se tenga acceso a los acuíferos.
Dijo que para el 2030, la región de la Sierra y la Mixteca poblana no tendrán problemas, sin embargo, todo el altiplano tendrá graves problemas de sequía que redundará en problemas de acceso al agua de parte de los habitantes.
Además, también alertó del estrés hídrico, porque de acuerdo con estudios meteorológicos, en octubre termina la temporada de lluvias y el estiaje se amplía con el cambio climático, lo que también genera mayores afectaciones de desabasto de agua, porque los años de sequía pasaron desapercibidos y no se hizo nada para combatirla.
Cabe mencionar que, de acuerdo con la Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua, la seguridad hídrica es la capacidad de la humanidad de proteger el acceso sostenible al agua para el sostenimiento de los medios de vida, el bienestar y el desarrollo socioeconómico.
Al mismo tiempo, dice, que emprende acciones para proteger los ecosistemas que brindan el recurso hídrico para millones de personas en las principales ciudades de la región.
En este contexto la seguridad hídrica se ha convertido en una preocupación en el campo social, económico, político y ambiental, porque la sostenibilidad de las cuencas hidrográficas se enmarca en la adaptación a las condiciones variables del clima, el uso de la tierra y la demografía cambiante de la población.
Estas preocupaciones aumentan debido a cómo la disponibilidad de este recurso tan esencial para la vida se ha degradado.
Por eso, como una respuesta a los grandes retos que impone la seguridad hídrica, el cuidado del agua lo lideran los fondos de agua, quienes se están encargando en gestionar proyectos que respondan a los desafíos planteados por la demanda humana en diversos sectores, así como por consideraciones ambientales, socioeconómicas y relacionadas con el cambio climático.