Un reciente informe publicado por el Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ProDESC) reveló que los cafeticultores en México, entre ellos los de Puebla se encuentran entre los más explotados del país por parte de grandes corporaciones como Nestlé y Starbucks.
La investigación detalla las precarias condiciones laborales de los productores, quienes enfrentan bajos precios, falta de acceso a mercados justos y un sistema de comercialización diseñado para beneficiar a las empresas transnacionales en detrimento de los agricultores locales.
Sistema y explotación
El informe señala que la producción de café en México está dominada por grandes comercializadoras como ECOM Agroindustrial Corp., Neumann Kaffee Gruppe (NKG) y Louis Dreyfus Company (LDC).
Estas compañías actúan como intermediarias entre los cafeticultores y las multinacionales, fijando precios bajos y limitando las oportunidades de los pequeños productores para acceder a mejores condiciones de mercado.
Los cafeticultores venden su producto a precios que apenas cubren los costos de producción.
"Nestlé se escuda diciendo que no obliga a los productores a venderles, pero la realidad es que muchos no tienen otras opciones debido a las políticas de mercado globalizado", denunció un caficultor entrevistado para el estudio.
De acuerdo con el análisis, la precarización del trabajo cafetalero se debe, en gran parte, a los bajos precios impuestos por estas multinacionales.
La referencia del costo del café se fija en las bolsas de valores de Nueva York y Londres, lo que da un control total a las grandes empresas para definir los montos que pagarán a los productores.

“Apoyo” y dependencia
Nestlé y Starbucks han promovido iniciativas como el Plan Nescafé y C.A.F.E. Practices, supuestamente diseñadas para mejorar la producción y la calidad del café en México.
Sin embargo, ProDESC advierte que estas estrategias en realidad funcionan como mecanismos de control sobre los cafeticultores.
Por ejemplo, el Plan Nescafé fomenta la siembra de café robusta, una variedad que crece más rápido y en mayores cantidades, pero que se vende a precios más bajos y requiere la deforestación de amplias áreas para su cultivo.
Esto ha provocado un impacto ambiental severo y ha obligado a los productores a adoptar un modelo de producción que favorece a Nestlé a expensas de su propia sostenibilidad económica y ecológica.
En el caso de Starbucks, su programa C.A.F.E. Practices impone estrictos criterios de certificación que muchos pequeños productores no pueden cumplir, dejándolos fuera del mercado de comercio justo.
Aunque la compañía presume de promover la sostenibilidad, en la práctica sus compras se realizan a través de intermediarios que continúan fijando precios injustos y manteniendo a los cafeticultores en condiciones de pobreza.

Puebla región afectada
Aunque el estudio se enfoca a Veracruz y Chiapas como los puntos de referencia por su alto nivel productor de café, Puebla es el tercer estado productor de café en México, con un 21% de la producción nacional, solo detrás de dichas entidades.
Sin embargo, a pesar de la importancia de esta actividad, los productores poblanos reciben ingresos ínfimos en comparación con el valor final del café en el mercado global.
Las entrevistas realizadas para el estudio revelan que muchos cafeticultores no tienen acceso a financiamiento ni a programas gubernamentales de apoyo efectivo.
En cambio, dependen de los contratos con las grandes comercializadoras, que establecen precios de compra muy por debajo del costo real de producción.
Además, se ha documentado que los llamados “coyotes” o intermediarios informales también juegan un papel clave en el sistema de explotación, comprando café a precios aún más bajos y revendiendo el producto a las grandes empresas.

Migración y deforestación
El informe también destaca que la crisis del café en México ha provocado un incremento en la migración de jóvenes productores, quienes, ante la falta de oportunidades, optan por dejar sus comunidades en busca de mejores condiciones laborales en otros sectores o países.
En términos ambientales, la deforestación provocada por la expansión del café robusta ha generado pérdidas en la biodiversidad y ha afectado los ecosistemas locales. La tala de árboles para aumentar la producción ha reducido la capacidad de los suelos para retener agua, lo que podría agravar la crisis climática en la región.
ProDESC recomienda que el gobierno mexicano implemente políticas de comercio justo que regulen la compra del café a precios más equitativos, así como programas de financiamiento directo para los cafeticultores que les permitan reducir su dependencia de las grandes comercializadoras.
También se propone la creación de cooperativas independientes que permitan a los productores vender su café directamente en mercados internacionales sin la intervención de intermediarios explotadores.
Finalmente, el informe hace un llamado a los consumidores para que sean más conscientes del origen de su café y busquen productos que provengan de sistemas de comercio justo certificados.
"El consumidor tiene un papel fundamental. Cada taza de café que se compra tiene una historia detrás, y es nuestra responsabilidad exigir a las empresas que garanticen condiciones dignas para quienes cultivan el grano", concluyó un representante de ProDESC.