Dos proyectos agroindustriales de producción avícola, promovidos por la empresa OGMEX Inmobiliaria, tirarán cerca de 13 mil árboles y más de 5 mil plantas de selva alta perennifolia, un ecosistema fundamental para la biodiversidad y el equilibrio ecológico en la Sierra Norte de Puebla.

Han ingresado el proyecto recientemente al proceso de evaluación de impacto ambiental ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), según la Gaceta Ecológica de la dependencia federal.

Estas iniciativas, denominadas “Granjas OGMEX” y “Granjas OGMEX El Ojite”, buscan instalar un total de 24 casetas para la crianza intensiva de aves en los municipios poblanos de Xicotepec y Pantepec, respectivamente.

Proyecto

De acuerdo con los documentos ingresados a la Semarnat, el complejo agroindustrial en Xicotepec tendrá una extensión de 40.75 hectáreas, mientras que el de Pantepec abarca 48.08 hectáreas.

En ambas ubicaciones, el terreno presenta vegetación secundaria de selva alta perennifolia, ecosistema caracterizado por su biodiversidad y relevancia ecológica en la Sierra Norte de Puebla.

El estudio de impacto ambiental revela que en el proyecto de Xicotepec se estima la remoción de 14 mil 763 individuos vegetales, de los cuales 9 mil 486 corresponden a especies maderables y 5 mil 276 a especies no maderables.

En el caso de Pantepec, se proyecta la afectación de 6 mil 308 individuos vegetales, con 3 mil 614 especies maderables y 2,693 no maderables.

Además, se contempla la remoción de un volumen total de 1,488.77 metros cúbicos de vegetación en Xicotepec y 1,250.21 metros cúbicos en Pantepec.

La deforestación y el cambio de uso de suelo podrían afectar el equilibrio ecológico y la provisión de servicios ambientales clave, como la captación de agua y la regulación del clima local.

En caso de obtener la aprobación ambiental, las granjas avícolas podrían comenzar su construcción en los próximos meses.

Sin embargo, la presión de grupos ambientalistas y pobladores podría influir en la toma de decisiones y en la posible implementación de medidas de mitigación adicionales para reducir los impactos negativos en la zona.

A medida que avance el proceso de evaluación, se espera que la Semarnat emita resoluciones que definan el futuro de estos proyectos y establezca condiciones específicas para su operación.

Infraestructura

Ambos complejos contarán con infraestructura especializada para la operación de las granjas avícolas. Entre las instalaciones previstas se encuentran una red hidráulica, cisternas para almacenamiento de agua, una báscula de piso, arcos sanitarios y cuartos para plantas de emergencia.

También se implementará una red eléctrica general para garantizar el funcionamiento continuo del sistema productivo.

El tiempo estimado para la preparación del sitio y la construcción de las instalaciones es de 12 meses.

Una vez en operación, la vida útil de los proyectos será indefinida, lo que ha levantado cuestionamientos sobre el manejo a largo plazo de residuos orgánicos y aguas residuales derivadas de la actividad avícola.

Preocupaciones ambientales

El desarrollo de este tipo de infraestructura productiva ha generado debate en la región.

Mientras que algunos sectores lo ven como una oportunidad de inversión y generación de empleo, grupos ambientalistas y habitantes han expresado preocupaciones sobre su impacto ecológico y social.

Uno de los principales cuestionamientos se centra en la gestión de residuos y el manejo del agua.

Las granjas avícolas generan una alta cantidad de excretas y desechos orgánicos, los cuales, si no son tratados adecuadamente, pueden contaminar cuerpos de agua cercanos y afectar la calidad del suelo.

Además, el uso intensivo de recursos hídricos en la producción avícola podría comprometer el acceso al agua potable para comunidades aledañas.

Otro punto de controversia es la posible afectación a la fauna local. La región donde se planean instalar las granjas es hogar de diversas especies de flora y fauna, algunas de ellas en riesgo debido a la pérdida de su hábitat natural.

La remoción de grandes extensiones de vegetación alteraría los ecosistemas locales y reducir la biodiversidad en la zona.

Estos antecedentes han llevado a grupos ambientalistas a exigir estudios más rigurosos antes de aprobar proyectos que podrían alterar el equilibrio ecológico de la región.

A detalle

Experiencias previas en la Sierra Norte de Puebla han demostrado que actividades industriales pueden generar impactos negativos significativos. Se han documentado casos de contaminación de ríos y suelos debido a derrames químicos, lo que ha afectado la agricultura y la salud pública en comunidades locales.