El proceso de pérdida sin certeza sobre el destino del ser querido genera un "duelo no resuelto", que impacta gravemente la estabilidad emocional y psicológica de las familias.
Así lo destacó en entrevista con este medio, Ericka Ileana Escalante Izeta, coordinadora de la Maestría en Desarrollo Humano en la Universidad Iberoamericana Puebla, quien explicó las profundas afectaciones emocionales y sociales que sufren los familiares de personas desaparecidas en el país.
El impacto emocional
Escalante Izeta explicó que la desaparición de un familiar provoca una desorganización en la estructura del hogar.
"Hay un duelo que no se resuelve, siempre queda la esperanza de encontrar al familiar, de que regrese, y eso puede generar conflictos en el entorno familiar", explicó.
La búsqueda constante de respuestas puede llevar a que algunos miembros de la familia abandonen sus trabajos, afectando sus ingresos y estabilidad económica.
"Nadie se queda esperando a que la justicia simplemente resuelva el caso, la familia misma asume la tarea de búsqueda", expresó.
La académica subrayó que en la mayoría de los casos, quienes se encargan de la búsqueda son los padres, en especial las madres, debido a un vínculo biológico que se genera desde la gestación.
"Las madres y padres buscadores son quienes tienen una conexión más profunda con sus hijos. Incluso la neurociencia ha demostrado que hay un intercambio celular entre madre e hijo durante el embarazo, lo que genera un lazo inquebrantable", explicó.
Asimismo, señaló que "este vínculo biológico de por vida hace que el duelo, al no encontrar a un hijo o a una hija, sea mucho más fuerte principalmente en las mujeres".
La incertidumbre sobre el paradero de los desaparecidos impide que las familias puedan elaborar un duelo convencional. "Cuando una persona fallece y se tiene su cuerpo, hay una forma simbólica de cerrar el ciclo. Pero cuando hay una desaparición, el dolor y la incertidumbre se prolongan, afectando la salud mental y emocional de los familiares", indicó.
El duelo no resuelto
A esta angustia se suma la información sobre la violencia en el país, que incrementa los miedos y genera un estrés crónico en los buscadores.
"Lógicamente, con tanta información relacionada con la violencia, con todas las torturas que pueden pasar las personas desaparecidas, la angustia de los familiares se incrementa", advirtió Escalante Izeta.
La especialista explicó que este estrés, causado por la incertidumbre, puede elevar los niveles de cortisol en el cuerpo, afectando el sistema inmunológico y la capacidad de tomar decisiones con claridad.
"El estrés a tope hace que las personas que buscan a sus seres queridos asuman riesgos sin darse cuenta del peligro. Muchas veces, el cerebro está tan angustiado y alerta que no se toman decisiones con claridad", advirtió.
Redes de apoyo
Para enfrentar esta crisis emocional, la especialista recomendó a los familiares de desaparecidos integrarse en colectivos y redes de apoyo.
"El acompañamiento de otros que viven la misma situación ayuda a compartir información, sostenerse emocionalmente y generar una esperanza colectiva", mencionó.
Asimismo, subrayó la importancia del autocuidado: "es crucial que los buscadores se cuiden a sí mismos, tanto física como emocionalmente, para poder seguir adelante sin poner en riesgo su bienestar".
Además, enfatizó que "las técnicas de respiración, relajación y la expresión emocional pueden ayudar a aliviar el estrés y permitir que las personas sigan buscando con mayor claridad y sin que sus emociones nublen su juicio".
Finalmente, la especialista hizo un llamado a los familiares de desaparecidos a no enfrentar el proceso en soledad.
"No es justo lo que están viviendo, pero no tienen que estar solos. Existen grupos y personas dispuestas a acompañarlos en este difícil camino. Buscar apoyo es fundamental para continuar con la lucha", concluyó.