Llega mayo y el aire se llena de moños, promociones, música de tríos y, claro, el estrés de encontrar "el regalo perfecto" para mamá, como un desayuno sorpresa, una loción de diseñador o un gadget que "le facilite la vida", lo cierto es que este 10 de mayo el afecto viene con precio, y no precisamente bajos.
Este año, consentir a la "jefa del hogar" cuesta más caro, según la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y datos de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Los artículos más demandados para regalar a mamá se encarecieron un 17.80% respecto al año pasado.
Por ejemplo, el tradicional combo de flores con chocolates ronda ya los 550 pesos; una blusa o vestido se ubica en torno a los mil 100 pesos; un par de tenis se eleva hasta los 2 mil 600 pesos y un perfume de gama media no baja de los 2 mil 900 pesos.
Las joyas de fantasía, por su parte, cuestan en promedio mil pesos; pero no sólo los obsequios materiales han subido. Los festejos familiares también se han encarecido.
Una ida a un restaurante de media gama para una familia de diez personas asciende a los 7 mil pesos, mientras que organizar una carne asada puede costar hasta 5 mil 300.
Incluso un día de Spa, ese respiro de lujo que muchas madres anhelan, supera los 3 mil 600 pesos y, para quienes optan por electrodomésticos, los números son aún más contundentes: un centro de lavado puede alcanzar los 38 mil 500 pesos y un refrigerado hasta 19 mil 590 pesos.
La inflación alimentaria y la inestabilidad económica que arrastramos desde la pandemia siguen presionando los bolsillos mexicanos.
La ANPEC advierte que, en la era post-COVID, el costo de los alimentos ha aumentado alrededor de un 35 por ciento.
Esta cifra es especialmente significativa para las madres, quienes suelen ser las encargadas de la alimentación familiar y enfrentan a diario el malabarismo entre el ingreso limitado y los anaqueles inflados.
En palabras de Cuauhtémoc Rivera, presidente de la ANPEC, “se lean como se lean las estadísticas, en la postpandemia la inflación ha encarecido los víveres, golpeando con más fuerza a quienes destinan hasta noventa centavos de cada peso que ganan a la compra de alimentos”.
Por lo tanto, ahora muchas madres mexicanas, lejos de ser agasajadas, participan activamente en la organización del festejo.
Preparan los platillos, arreglan la casa, hacen “adobes”, como dice Rivera, porque son los muros que sostienen el hogar.
No es raro ver a las mamás cocinando su propio mole o limpiando después de la reunión familiar, mientras los demás conversan o toman fotos para Instagram.
La más reciente informe del INEGI, que señala que la inflación general alcanzó 3.96% en la primera quincena de abril. Todo apunta a que esta tendencia continuará, presionando más el consumo en un calendario que se vuelve cuesta arriba con las graduaciones, vacaciones de verano y el regreso a clases.
Muchos consumidores, señala la ANPEC, están “jalándose los cabellos” al intentar cuadrar el presupuesto sin sacrificar las celebraciones.
El efecto Trump también se deja sentir con las nuevas políticas arancelarias del presidente estadounidense han encarecido aún más los productos importados, golpeando a los pequeños comercios mexicanos y a las familias que optan por ropa, calzado o tecnología proveniente del extranjero.
La guerra comercial y las tensiones geopolíticas parecen lejanas, pero tienen consecuencias muy concretas en el carrito del súper y en los regalos de mamá.
Frente a los altos costos, muchas familias buscan formas alternativas de demostrar su cariño. Hay quienes optan por manualidades, álbumes de recuerdos, cartas escritas a mano o desayunos hechos en casa con ingredientes del mercado local.
Otros hacen uso de plataformas digitales para enviar mensajes personalizados, serenatas virtuales o hasta rifas familiares simbólicas.
Las redes sociales han dado cabida a tutoriales que van desde cómo hacer tu propio ramo hasta preparar un spa casero con ingredientes naturales.
Siete de cada diez pequeños comercios en México están operados por mujeres, muchas de ellas amas de casa que además son comerciantes, enfermeras, profesoras, administradoras, cocineras, y —en ocasiones— el único sustento económico del hogar.