El aspirante presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay fue víctima de un atentado armado el pasado sábado a la salida de un encuentro político en la capital del país.
Según informes oficiales, Uribe recibió impactos de bala en la cabeza y en una pierna, y fue trasladado de emergencia a un hospital en estado crítico. Las autoridades confirmaron la detención de un menor de edad como presunto responsable del ataque.
Este hecho ha encendido las alarmas en torno a la seguridad del proceso electoral y ha despertado recuerdos de una etapa especialmente oscura en la historia reciente de Colombia.
En entrevista con el noticiario Informe 96 de Cadena IN, el editor general del diario El Tiempo, Ernesto Cortés, analizó la gravedad del atentado y su posible impacto político y social.
“Colombia vivió en los años 80 y 90 una época marcada por el asesinato de al menos cuatro candidatos presidenciales. La diferencia es que entonces sabíamos quién era el enemigo: los narcotraficantes, Pablo Escobar y su cartel. Hoy no sabemos de dónde vienen estas balas”, advirtió Cortés.
La falta de amenazas previas, como panfletos o advertencias públicas, ha generado un clima de incertidumbre en torno al atentado contra Uribe Turbay, actual senador y figura opositora al gobierno del presidente Gustavo Petro.
Cortés señaló que varios sectores han vinculado el actual ambiente de tensión a un incremento en la confrontación verbal desde el poder. Denunció que el discurso del presidente ha sido un factor de polarización social.
“Esto también es producto del escalamiento del odio y de la intolerancia verbal que se vive casi desde el inicio de este gobierno. Cuando el presidente llama ‘neonazis’ a los opositores, ‘esclavistas’ a los empresarios o ‘mafiosos’ a los medios, está contribuyendo a una atmósfera que puede desbordarse en violencia.”
El atentado contra Uribe provocó marchas espontáneas en varias ciudades del país, donde ciudadanos exigieron respeto por la vida de los líderes políticos y condenaron el lenguaje incendiario. Con pancartas y consignas por la paz, los manifestantes reclamaron una campaña sin violencia ni persecución ideológica.
Para Cortés, lo ocurrido en Colombia no es un hecho aislado. Advirtió que otros países de América Latina también enfrentan una espiral de intolerancia política y agresión física, mencionando los casos recientes de México, Argentina, Ecuador y varias naciones centroamericanas.
“El odio se está expandiendo por redes sociales, amplificado por discursos polarizantes. Aquí ya tenemos un ejemplo. Es una señal de alarma para toda la región.”