Desde que fuera pillada consumiendo cocaína en unos estudios de música de Londres, la fama de Kate Moss solo pudo crecer. Y aunque en aquel momento le costó un buen recorte de sus ingresos como imagen publicitaria, con los años ha logrado que se cree a su alrededor un universo de hedonismo y rock.
En este perfil ahonda el libro “Champagne Supernovas”, de la periodista neoyorkina Maureen Callahan. Se trata de una radiografía del mundo de la moda en la década de los 90, apoyada en tres pilares clave de aquel momento: Alexander McQueen, diseñador británico que se suicidó en 2010; Marc Jacobs y Kate Moss.
El título de la obra no es circunstancial pues es el nombre que recibe un combinado de champagne en un vaso de martini con cocaína en el fondo. Y sobre la vida de Moss, la más atrayente de toda la historia, la periodista habla de tríos con Jude Law y su exmujer, Sadie Frost, de orgías junto a Naomi Campbell y músicos británicos en la suite del lujoso hotel Savoy.
También de la fama de conquistadora de la modelo, por la que levantaba celos entre las novias de grandes músicos británicos. De sus numerosos intentos de rehabilitación e incluso de un mote que se le puso: “Get Mossed”, un juego de palabras que en inglés parece decir “colocarse”. De Moss, para bien o para mal, parece que nunca se dejará de hablar (ni de escribir).