“El futuro no está escrito.” Esas fueron las palabras de Sarah Connor cuando la vimos por última vez. Y sin embargo no se imaginaba cuánta razón tendría cuando, en este 2015 que ella imaginaba dominado por las máquinas, seguimos sin tener noticias del Juicio Final. 
Pero ella tampoco se imaginaba que el próximo 10 de julio volvería a la gran pantalla con las facciones de Emilia Clarke, antes madre de dragones en Juego de Tronos y ahora madre de la Resistencia en Terminator Genesis, una nueva lucha contra el tiempo que empieza cuando John Connor (Jason Clarke), líder de la resistencia humana, envía al sargento Kyle Reese (Jai Courtney) al año 1984 para proteger a Sarah Connor (Emilia Clarke) y salvar el futuro, pero un inesperado giro de los acontecimientos crea una línea temporal fracturada.

 

Ahora, el sargento Reese se encuentra en una versión nueva y desconocida del pasado, donde descubre aliados insólitos, como el Guardián (Arnold Schwarzenegger), nuevos y peligrosos enemigos, y una misión nueva e inesperada: reconfigurar el futuro.

¿Cómo ha llegado hasta allí?

No es la primera vez que Sarah Connor, la madre coraje del cine, se mete en líos atemporales pues se ha dejado la piel protegiendo a su hijo de las malvadas máquinas que no quieren que llegue a ser líder de la Humanidad en un futuro poco esperanzador. Ha luchado, ha sufrido, y se ha ganado un hueco en nuestra memoria cinéfila. 
En la primera Terminator, un modesto pero poderoso relato futurístico a cargo de James Cameron, la conocimos con ese fantástico pelo cardado y actitud inocente, todavía ajena a su destino, huyendo de ese Terminatorque no cesaba en su persecución ni un segundo. 
Años después, en Terminator 2: El Juicio Final, su carácter y frágil apariencia dieron paso a una mujer fuerte, y ella lo dejaba claro cuando con las mismas manos con las que le revolvía el pelo era capaz de cargar una escopeta para huir de una pesadilla de metal líquido. Es difícil no acordarse entonces de otra heroína de James Cameron, la teniente Ripley siempre en lucha contra alienígenas, que ahora parece un embrión de lo que acabaría siendo la determinada Sarah Connor. 
Incluso desde ahí el cine de acción dejó de ser territorio solo para musculados Stallones y Schwarzeneggers, pues Sarah Connor abrió el camino a todas las que vendrían después, desde la Lara Croft de Tomb Raider hasta todo un icono del género como La Novia de Kill Bill, pasando por las "encueradas" Alice de Resident Evil o Selene de la saga Underworld.
Todos estos años, se ha ido forjando su leyenda a la par con el Terminator, porque una madre es así, inmune al tiempo y resistente a los cambios, como se encargará de demostrarnos Emilia Clarke el próximo 10 de julio. Al fin y al cabo, ella ya ha demostrado ser una tipa dura de pelar con sus dragones, veremos qué tal se le da el T-3.000.