Para el cantautor español Ismael Serrano, las canciones tristes deben ser reivindicadas. Ayudan a caminar pisadas difíciles sobre la tristeza, para transitarla con la calma que merecen los duelos, dijo en una breve entrevista, apenas ha bajado del escenario de Sala Forum, y en medio del amplio tiempo que se abrió para convivir con su público.

Hace ya 25 años que el madrileño ha andado los escenarios de Hispanoamérica, con su inconfundible voz de tonos graves, susurros envolventes y un fraseo de terciopelo.

En el recinto de la canción de autor, en San Andrés Cholula, Puebla, Ismael cantó con el coro de sus seguidores buena parte de su repertorio de canciones propias, nuevas e indispensables, así como de otros compositores.

En esa noche temprana, del sábado 5 de noviembre, Serrano llegó a la interpretación de Alfonsina y el Mar, canción que en una encuesta en sus redes sociales fue seleccionada como “la más triste del mundo”.

Por la blanda arena que lame el mar / Su pequeña huella no vuelve más / Un sendero solo de pena y silencio llegó / Hasta el agua profunda / Un sendero solo de penas mudas llegó / Hasta la espuma…

Pero, desde el escenario que compartió con su chelista y su pianista, Jacob Sureda, dijo el afortunado poeta, quien prefirió el solfeo sobre las ciencias físicas, en la Universidad Complutense, que las canciones tristes deben ser reivindicadas.

“Tienen la cualidad de conectarnos con emociones más profundas, para después salir endebles de ellas. De alguna manera, las canciones tristes nos preparan mejor ante la adversidad…

En entrevista, luego se explayó: “yo reivindico, no sé si las canciones tristes, pero sí un espacio para transitar la tristeza con la calma que merece.

“Vivimos en tiempos en los que la urgencia, las prisas, no nos dejan, a veces, reflexionar sobre nuestros sentimientos y no se nos permite transitar los duelos con la calma que merecen”, describió con vehemencia.

Gira trasatlántica

Sala Forum, el Templo de la Canción de Autor en Puebla, categoría ganada a pulso a lo largo de más de dos décadas, recibió a Ismael Serrano Morón, con su gira trasatlántica “Seremos”, que emprendió luego de una pausa obligada de dos años por la pandemia.

El oriundo de la desaparecida oficialmente provincia de Vallecas, en Madrid, lanzó un potente llamado a la esperanza.

Retomó algunas de sus canciones icónicas como Vine del Norte, Vértigo y Papá cuéntame otra vez, tal vez su canción más intensamente política, que hace el recuento de dictadores, fascistas, el Mayo Francés y El Ché, y que se ha venido adecuando con los años: “ahora mueren en Gaza los que morían en Vietnam”, reza al final.

“Seguimos cantando esta canción con la firme convicción de que otro mundo es posible”, sentenció al reconocer que los titulares son descorazonadores, pero que se contrastaron durante esta época de la pandemia con actos solidarios de vecinos, la valentía del personal sanitario y el apoyo a los mayores: “se ponía el valor al bien común”.

El encuentro arrancó con dos de sus nuevas canciones: No soy y Porque fuimos, mismo que avanzó entre los coros del público con una mezcla de los éxitos que ha consolidado en su discografía, que oficialmente suma 15 títulos.

Tras las dos horas de concierto, el cantautor convivió pacientemente con sus fans a quien lo mismo les firmó libros que les regaló fotografías o escuchó las travesías que pasaron para llegar a la cita, del pasado sábado 5 de noviembre.

Viaje sobre canciones

En el repertorio de la noche, Ismael Serrano interpretó tres de las canciones que su público calificó, en una encuesta en sus redes sociales, como las más tristes.

Estuvieron Alfonsina y el mar, del pianista argentino Ariel Ramírez y el escritor Félix Luna; Al Alba, del desaparecido Luis Eduardo Aute; y Recuerdo, del propio compositor.

También, entre saludos irónicos con “frases motivacionales” y hasta interpretando el autotango del cantautor, el madrileño arrancó en varias ocasiones la sonrisa de los asistentes.

Hubo frases que volaron en la noche, hasta la memoria del público.

“La esperanza no siempre parte de la convicción de que las cosas van a ir mejor... pero a veces sí”.

“Cuando uno es joven piensa que todo es urgente y definitivo… luego, la vida decide otra cosa y hay rupturas que no vienen mal”.

“Escribimos canciones, porque todo nos parece fugaz, porque no sabemos estar solos”.

Ismael Serrano regresó este miércoles a Madrid. En sus redes escribió:

“Ya de vuelta en Madrid. Agradecido por las emociones vividas en México. A ver qué hacemos ahora con este jet lag”.

Muy él.

(Con información de Ana Jennifer de la Fuente)