Los precios internacionales de los alimentos se mantienen elevados y volátiles, afectando a los más pobres y exacerbando más las dificultades que enfrenta la economía global, dijo hoy el Banco Mundial.
En un nuevo reporte dado a conocer este día en anticipación a la reunión de líderes del G-20 esta semana, el Banco dijo que las torrenciales lluvias que han afectado a Tailandia podrían complicar todavía más el escenario en este frente.
La estimación del organismo multilateral es que la producción de alimentos en esa nación del sur asiático podría caer entre 16 y 24 por ciento a consecuencia de las inundaciones.
“La crisis de los alimentos está lejos de terminar”, dijo aquí el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, para quien el tema deberá ocupar un lugar preponderante en la agenda a discutir en Cannes, Francia, por los líderes del G-20.
Zoellick, quien participará en los trabajos de Cannes, consideró que esta crisis deberá generar el mismo sentido de urgencia que la comunidad internacional ha dado a las de corte económico y financiero.
“Debemos recordar que evitar crisis no tiene que ver sólo con bancos y deuda. Millones de personas alrededor del mundo enfrentan una crisis diaria de hambruna y desnutrición”, indicó.
En su más reciente edición de su reporte “Observatorio de Precios de Alimentos” el Banco señaló que aunque los precios de los alimentos han caído 5.0 por ciento desde febrero pasado, su nivel se mantiene 19 por ciento arriba del que registraban en septiembre de 2010.
Agregó que la crisis actual en los precios de los alimentos podría complicar aún más la situación de hambruna que enfrentan más de 13 millones de personas en el Cuerno de África.
De acuerdo con el reporte, entre septiembre de 2010 y septiembre de 2011, los precios de granos se incrementaron 30 por ciento, siendo notable el alza de 43 por ciento en el maíz.
El precio del arroz se elevó 26 por ciento durante el mismo lapso, similar al registrado en el aceite de soya y seguido por el 16 por ciento en el precio del trigo.
El reporte anticipó que la volatilidad en los precios de alimentos, que es mayor en los países de ingreso bajo, persistirá en el mediano plazo debido a factores estructurales y un aumento en la producción de biocombustibles, que utilizan granos como el maíz como materia prima.
Sin embargo, este impacto se verá compensado por una favorable proyección en el abasto, notablemente de trigo, maíz y arroz, a partir de una mayor producción en países como Argentina, Brasil y China.