En Puebla, los edificios históricos ya no serán destinados a oficinas públicas, pues deben ser centros para exhibir la cultura del estado, anunció el gobernador Miguel Barbosa Huerta, durante la entrega de las casas del Torno y Albisúa, que fueron rehabilitadas por su administración.

“No habrá más oficinas gubernamentales en lugares históricos, es ofensivo que se sigan destinando este tipo de lugares para que funcionen los trabajos de gobierno, por todo lo que significan, tienen que ser centros de cultura, no otra cosa”.

Destacó que el Gobierno de Puebla ha rescatado distintos inmuebles históricos, con el objetivo de devolverle a la ciudad uno de sus mayores atractivos.

“Tenemos rehabilitado, desde hace dos años, el Palacio de Gobierno, allá en (avenida) Reforma. Hermoso lugar que será solo un lugar de protocolos, es un verdadero palacio.

“Hemos rehabilitado el Salón de Protocolos, tenemos que rehabilitar todos los palacios de nuestra ciudad para generar la idea original de lo que ha sido el desarrollo de esta ciudad, que es la ´joya colonial´, así le decían, era la ´joya colonial”, destacó.

Promesa a artistas

Al entregar la Casa del Torno a los integrantes del Barrio del Artista, el mandatario poblano prometió que el sitio no tendrá una vocación distinta a la cultural.

“Les quiero garantizar a los artistas, a los pintores, a todos que han visto esta situación, que esto va a ser de ustedes. No vamos a cambiar el destino de este gran lugar. Tiene un enorme significado y quiero pedirles que lo cuiden, que no dejen que se cometan barbaridades”.

Barbosa Huerta recordó el origen de la casa del siglo XVII, su significado para la Angelópolis y el riesgo en el que estuvo.

“Era el lugar de convivencia, el lugar donde estaba la ciudad española y los barrios fundacionales. Tuvo ese significado de una ciudad colonial, barroca, de un lugar especial en América y que tal parece que, hace muy poco, la visión que se tuvo de esta ciudad eran los negocios, solo los negocios, no la prevalencia de la historia, de todo lo que significó para nuestra cultura”, relató.

El 7 de noviembre de 2012, el inmueble fue demolido durante la administración estatal de Rafael Moreno Valle Rosas, quien pretendía utilizarlo como una estación del teleférico, lo que no logró ante la oposición de grupos de la sociedad civil.

Tres años después, la UNESCO ordenó al Gobierno de Puebla su reconstrucción, con la amenaza de retirarle a la ciudad el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad.