Ayer el secretario Vargas Fosado, lejos de reconocer que los once delincuentes evadidos, seis de ellos integrantes del crimen organizado —procedentes de Tamaulipas y de Veracruz—, no fueron localizados pese a los operativos de búsqueda que organizó, reunió a reporteros de la fuente para “justificarse” señalando que hasta el día de hoy no hay una revisión en el personal de todos los penales tanto en materia administrativa como operativa, pese a que esta administración tiene diez meses operando y hasta dijo “no se puede ser custodio de la noche a la mañana”.
Además, reconoció que ni siquiera han terminado de evaluar al personal de la SSP, bajo el argumento que por lo menos 30 elementos son evaluados cada día, pero dejó entrever que ya habían advertido de irregularidades en el Centro de Reinserción de Cholula, y dijo “de atenderse, se pudo evitar la fuga”, aunque no precisó qué hizo la dependencia a su cargo al “advertir” que presos de alta peligrosidad podrían escapar.
El titular de la SSP opinó que no todos los once presos pudieron haber salido por el boquete, sobre todo porque no todas las puertas comunican con el dormitorio donde se consumó la fuga, manejando la hipótesis de que alguno de los internos evadidos pudo haber salido por “la puerta grande”, luego de que se presume que tenían llaves de varias oficinas, además de herramientas y hasta teléfonos celulares, aunque dijo que en ese muro se aprecian huellas de escalamiento.
Existe el rumor de que uno de los custodios de la cárcel de Cholula ya había advertido que uno de los presos, Israel Ramírez Hernández “El Chuleta”, había ofrecido un millón de pesos para que lo dejaran escapar y pese al informe la respuesta fue que “le dieran facilidades en su estancia”.
Privilegios que generaron la fuga
El dormitorio B, de las celdas 1 y 3, para “delincuentes de alto riesgo”, hasta antes del inicio de la administración de Jorge Daniel Martínez Casco como director, tenía altas medidas de seguridad para evitar una posible fuga o amotinamiento.
Los internos de ese dormitorio solo podían tener su ropa, no había permiso para radios, grabadoras o televisores, además de que tenían un estricto control para el manejo de sus utensilios de limpieza: sólo les permitían un jabón y un estropajo, y cuando pedían rasurarse les facilitaban un rastrillo a las puertas del baño, mismo que les era recogido cuando salían.
Sus visitas eran supervisadas, además de que en forma constante era revisado el dormitorio en busca de armas o de drogas, pues se trataba de delincuentes considerados de alto riesgo.
De acuerdo con los primeros datos que existen tras la fuga de once internos, éstos utilizaron un talado para hacer el boquete donde escaparon, además de que “le subieron el volumen a una grabadora” para que no se escuchara los ruidos del taladro.
Ciudadanos cholultecas responsabilizan a su ayuntamiento de la fuga
Ayer mismo, vecinos de San Pedro Cholula enviaron un comunicado al reportero en el que señalan que la fuga de los presos más peligrosos ocurrió como consecuencia de la negligencia del personal de la cárcel, motivado por ser seleccionados por “compadrazgos” y no por experiencia.
La carta
“La fuga masiva en el Cereso de Cholula, cuya crónica ha ocupado las primeras planas de los periódicos y los titulares de los noticieros poblanos, tiene su origen en el manejo descuidado e irresponsable con que la actual administración municipal a cargo de la alcaldesa Dolores Parra ha manejado el reclusorio.
”El punto radica en que la presidenta municipal, de filiación panista, vio en el reclusorio solo un espacio más de su administración para dar cabida a toda la ‘pipitilla’ que trabajó en su campaña y que ya no pudo acomodar en ninguna otra oficina del municipio.
”Así las cosas, Dolores Parra permitió el desmantelamiento de un equipo formado por psicólogos, criminólogos, abogados y personal de seguridad y custodia con trayectoria de años dentro del sistema penitenciario, para dar paso a todos los recomendados del secretario general Miguel Ángel Carranco, del contralor Francisco Pérez García y de la tesorera Leticia Pérez Papaqui.
”Así las cosas, después de haber atascado la cárcel de puros familiares y recomendados buenos para nada, era de esperarse que las cosas no iban a salir nada bien, como ocurrió.
”En definitiva, a la presidenta no le queda para nada el papel de echarle la culpa al gobierno del estado; el que juega con fuego tarde o temprano sale quemado y eso fue lo que pasó, utilizó la cárcel como agencia de colocaciones y dejó que la ineptitud sentara sus reales.
”Hoy la sociedad sale perdiendo porque dos peligrosas bandas de secuestradores anda sueltas, pues salen a engrosar las filas del crimen organizado, mientras que doña Lolita sigue aún revisando su lista de favores políticos pendientes de pago.”