A cuatro días de que en el municipio de General Felipe Ángeles 6 elementos de la Policía Municipal y civiles armados, encabezados por una mujer identificada como Saraí, le hicieran frente a uniformados de Acatzingo y del Estado para evitar que se llevarán un tráiler reportado como robado, el comandante de la municipal de El Seco fue ejecutado por sujetos desconocidos.
El jueves 22 de diciembre, en una de las calles de la población de La Candelaria Portezuelo, del municipio de Felipe Ángeles, quedó el cuerpo del comandante de El Seco, en tanto que uno de sus elementos que lo acompañaba resultó herido, por lo cual fue trasladado al Hospital General de Tepeaca.
Las victimas vestían como civiles e iban a bordo de un vehículo particular, acababan de salir de su guardia cuando fueron atacados a balazos.
Los hechos ocurrieron durante la mañana del jueves, los agresores se dieron a la fuga mientras que al lugar arribaron municipales de Felipe Ángeles, Acatzingo y de la Policía Federal, quienes acordonaron la zona.
Elementos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) acudieron a realizar las diligencias del levantamiento de cadáver que fue trasladado al Anfiteatro del Panteón Municipal de Tepeaca, para que el médico legista se hiciera cargo de practicar la necropsia de ley.
No se dieron detalles del vehículo donde viajaban los homicidas ni de la cantidad.
Cuatro días antes
El 18 de diciembre, durante la madrugada, al menos 6 hombres encapuchados, entre los cuales se encontraban civiles y policías municipales de Felipe Ángeles, al frente de una comandante de nombre Saraí, estuvieron a punto de enfrentarse con Policías Municipales de Acatzingo y del Estado, para evitar que fuera recuperado un tráiler robado.
Los encapuchados azuzaron a unos 200 habitantes para que lincharan a los policías del Estado y de Acatzingo, en Santa Ursula Chiconquiac, que llegaron en busca del tráiler, localizado a través de un sistema de rastreo satelital, además de que también recuperaron al conductor que se encontraba privado de su libertad.
Durante tres horas, los uniformados dialogaron con los habitantes para convencerlos de que se retiraran y les permitieran llevarse la unidad.