El régimen ha abierto fuego contra los manifestantes en al menos tres ciudades, con un balance hasta el momento de entre siete y 11 muertos. Las marchas se producen un día después de que 1.500 sirios cruzaran la frontera hasta Turquía para huir del Ejército de El Asad, que desplegó carros de combate para someter la provincia rebelde de Idlib.
En la capital, Damasco, tres personas han perdido la vida por disparos de policías apostados en el distrito de Barzeh, al norte de la ciudad. "Los agentes emplearon primero gases lacrimógenos, entonces comenzaron a disparar desde los tejados cuando los gritos contra El Asad seguían", ha relatado un residente en la zona a Reuters. Las muertes no han podido ser verificadas de manera independiente porque el régimen impide el trabajo de los periodistas. Sin embargo, en esta ocasión, han sido reconocidas por la televisión estatal, aunque con una versión muy diferente de los hechos. Según la cadena pública, fue un francotirador el que abrió fuego en Barzeh contra los agentes de seguridad, hiriendo a muchos de ellos aunque no mató a ninguno y sí a tres civiles.
A los fallecidos en Damasco se suman otros tres en Homs, una de las ciudades donde la protesta es más activa. De nuevo han sido residentes en la zona los que han relatado a Reuters los hechos, de los cuales han responsabilizado a las fuerzas de seguridad.
Por último, el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, una organización con sede en Londres, ha denunciado otra muerte de opositores en Al Kisua. Otra ONG pro derechos humanos ha elevado a cinco los fallecidos en esta ciudad, según France Presse. La cadena Al Arabiya ha asegurado que en esta localidad próxima a la capital se han producido choques entre fuerzas de seguridad del régimen y militares disidentes, algo que la televisión estatal ha desmentido.
"Decidle al mundo que Bachar no tiene legitimidad", han gritado miles de personas en el barrio de Irbin, en la capital, según ha relatado un testigo a Reuters. En Homs y Hama se podían oír consignas como "el pueblo quiere la caída del régimen", mientras que en Deraa las pancartas rechazaban la vaga promesa de diálogo realizada por el presidente esta semana. También se han registrado marchas en la zona costera y en las provincias de Qamishli y Deir al Zor (este), en la frontera con Irak.
El director de la Organización Nacional para los Derechos Humanos de Siria, Ammar Qurabi, ha denunciado esta mañana que siguen las detenciones de civiles pese a la amnistía anunciada por El Asad. La ONG ha identificado a decenas de personas arrestadas en los últimos 15 días, algunos de ellos ayer, y ha advertido de que centenares más sin identificar han sido arrestadas por las fuerzas de seguridad.
Según Qurabi, en la población sureña de Yasem, en la provincia de Deraa, la policía detuvo a un número indeterminado de comerciantes que se negaron a abrir las puertas de sus tiendas con motivo de la huelga general convocada para ayer. En Deraa, la "huelga general fue exitosa y continúa hasta el momento", según el comunicado de Qurabi, que reside en El Cairo desde hace varias semanas y recibe información del interior de Siria.
Los periodistas extranjeros que ayer asistieron al éxodo de refugiados desde Guvecci, localidad turca en la frontera, han relatado poco movimiento en el lado sirio. Los campamentos de los habitantes de las ciudades que habían huido hasta la zona fronteriza parecían completamente vacíos, y, a diferencia del día anterior, no se veían personas intentando cruzar a Turquía. Tampoco había a la vista más que un puñado de soldados sirios.
El Gobierno provincial de Hatay ha informado esta mañana de que el número total de refugiados registrados en los campamentos temporales levantados en territorio turco es de 11.739, frente a los 10.224 del día anterior, según la agencia estatal Anatolia. Es decir, que unos 1.500 sirios cruzaron ayer ante el despliegue militar.
La brutalidad del régimen sirio contra los manifestantes, que se calcula que ha causado más de 1.100 muertos desde marzo, y el movimiento del Ejército justo en la frontera con Turquía han enfriado las relaciones entre ambos países, que en los últimos años habían sido aliados. El ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, habló ayer con su homólogo sirio, Walid al Moualem, tras lo cual su departamento convocó al embajador sirio en Ankara. También la secretaria de Estado de EU, Hillary Clinton, expresó anoche su inquietud ante el movimiento de tropas para cercar la ciudad rebelde de Jirbet el Jouz, y advirtió del riesgo de "enfrentamientos fronterizos".
Las nuevas sanciones de la Unión Europea contra el régimen sirio por la represión contra los civiles han entrado en vigor hoy, y se han extendido a varias empresas afines y a otras siete personas, entre las que se encuentran dos primos del presidente, Bachar al Asad, y el máximo responsable de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Estas medidas, que suponen la congelación de los activos y la prohibición de viajar a territorio comunitario, han sido publicadas hoy en el Diario Oficial de la UE después de que los Estados miembros las respaldasen ayer mediante un procedimiento escrito.
Entre otros nombres, se ha añadido a la lista a dos primos del presidente sirio, Zoulhima Chaliche -jefe de la guardia de seguridad de El Asad y responsable de violencia contra manifestantes- y Riyad Chaliche -director del Establecimiento de Vivienda Militar, que financiaba el régimen-. También se ha sancionado al jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, Alí Jafari, y a otros dos altos cargos de ese cuerpo, así como a dos empresarios socios del presidente sirio.