Nueva York dio la pasada madrugada un paso de gigante en el largo y difícil camino hacia el pleno reconocimiento de los derechos de los homosexuales, al legalizar el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Se convierte así en el sexto Estado de Estados Unidos que va más allá de la unión. En una tensa votación, la norma fue aprobada por 33 votos a favor y 29 en contra.
El gobernador Andrew Cuomo (demócrata) se había fijado la legalización del matrimonio gay como una de sus grandes promesas. Así que no esperó para estampar su firma en el texto aprobado por el Senado, con lo que los enlaces podrán empezar en un mes. "Si hemos esperado tantos años, podemos hacerlo 30 días más", comentaban las parejas que se lanzaron a la calle para celebrarlo.
Greenwich Village y Chelsea, los dos barrios de la comunidad gay en pleno corazón la ciudad de los rascacielos, festejaron durante la noche que su sueño se había hecho realidad. Nueva York es una de las metrópolis más liberales del país y llevó la delantera en otras iniciativas que abrieron camino en EE UU, como la prohibición de fumar en los bares.
Las uniones de hecho ya son legales, como en San Francisco. Pero con este paso, Nueva York se convierte en el Estado con más población, y más importante, en el que los homosexuales tendrán reconocido legalmente el derecho de casarse, como las parejas heterosexuales. Y con ellos se duplica demográficamente en EE UU la población que puede tener acceso a un matrimonio heterosexual u homosexual.
A pesar de esto, los obispos católicos de Nueva York se mostraron ayer "profundamente decepcionados y preocupados". "Siempre tratamos a nuestros hermanos y hermanas homosexuales con respeto, dignidad y amor, pero consideramos que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer", dijo la Conferencia Católica del Estado.