El descubrimiento tuvo lugar en la remota región selvática de la cuenca del río Santiago, en la región Amazonas de Perú, fronteriza con Ecuador. "Estos nuevos descubrimientos son muy importantes, porque los insectos y semillas germinadas de girasol nos confirman el tipo de clima que había durante el período Mioceno", ha explicado el paleontólogo Klaus Honninger desde la ciudad norteña de Chiclayo.
El hallazgo consiste de cientos de trozos de ámbar (piedra preciosa hecha de resina vegetal fosilizada) de hasta 12 centímetros que contienen varios tipos de insectos. Entre ellos se encuentran escarabajos antiguos, moscas y arañas.
Honninger, director del museo Paleontológico Meyer-Honninger, también ha anunciado la aparición de un extraño insecto nunca visto. “Hemos hallado una especie desconocida de arácnido de 3 mm de longitud que tiene una extraña cabeza semejante a la de un perro y las patas cuatro veces más largas que el cuerpo”.
Con todo detalle
Las muestras halladas en abril en el río Santiago tienen un estado de conservación notable. Incluso pueden verse los más mínimos detalles de los insectos. Para los investigadores, el cambio climatológico extremo en el Mioceno puede ser la causa de que los insectos no se adaptaran gradualmente y se extinguieran.
El mismo equipo de investigadores anunció en enero que había descubierto un calamar fosilizado de la era del Cretácico (145 a 65 millones de años) a 3.700 metros sobre el nivel del mar en el Valle del Río Marañón, también en el extremo norte del Perú.