Centenares de personas han marchado por las calles del barrio de Tottenham una semana después de que comenzaran los disturbios en Reino Unido. Piden justicia por la muerte de Mark Duggan, el joven negro que murió hace nueve días abatido por la policía, la mecha que prendió la violencia callejera en el país y que ha acabado con más de 1.600 detenidos. Se quejan de la situación económica y social, pero también del sistema político que les representa, del que sienten que no forman parte.

"Dar a nuestros hijos un futuro" o "Culpa a los tories, no a nuestros hijos" son algunos de los lemas que han encabezado la marcha. Al final del recorrido se ha celebrado una asamblea en la que los ciudadanos han podido expresar sus opiniones.

Según una encuesta publicada este sábado por el diario británico The Independent, la credibilidad del primer ministro, David Cameron, se ha visto mermada por los disturbios. Los mismo revela la encuesta de The Guardian: solo un 30% apoya su gestión. Pero menos respaldo tiene el alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, que obtiene un 28% del apoyo.

La Policía está mejor vista. Un 45% de los encuestados opina que el comisario en funciones de la Policía Metropolitana, Tim Godwin, ha hecho un buen trabajo. El Ejecutivo piensa lo mismo. En una visita a Manchester, Clegg ha asegurado que no existe ninguna diferencia entre la policía y el Gobierno, y que éste apoya "al cien por cien" a la policía, que ha hecho un trabajo "brillante" durante los disturbios. "Los hechos se produjeron de forma imprevista, pero nadie va a cuestionar ahora las decisiones tomadas por las fuerzas de seguridad", ha insistido.

A partir de ahora la policía va a ser más visible en la calle. Eso es lo que dijo Cameron en el Parlamento y lo que este sábado ha ratificado el ministro de Economía, George Osborne. "Vamos a aumentar la presencia de agentes en las calles, a pesar de los recortes presupuestarios. Se gastará dinero donde sea necesario", ha declarado a la BBC.