Breivik pasó ocho horas en la isla, esposado de pies y manos y atado con una cuerda. La policía le mantuvo rodeado en todo momento para evitar que fuera visto por los habitantes de la isla, según informó el diario 'VG'.
Según informó el portavoz policial Pål Hjort Kraby,Breivik no mostró arrepentimiento por las decenas de personas asesinadas en el tiroteo.
Dos policías grabaron la reconstrucción de los hechos. Las imágenes se utilizarán durante el juicio de Breivik, que en total mató a 77 personas el 22 de julio pues también colocó un coche bomba en Oslo que provocó ocho víctimas mortales.
Seis barcas policiales y un helicóptero vigilaron el desarrollo de la investigación policial en Utoya. Antes de que Breivik fuera trasladado hasta el lugar, policía y voluntarios buscaron en ella restos de casquillos de bala u otros restos de la masacre.
Según Kraby, la visita a Utøya con Breivik fue "muy importante" y durante el interrogatorio al que le sometieron surgieron "muchos detalles".