La teoría más aceptada sobre la formación de la Luna dice que, en los orígenes del Sistema Solar, hace unos 4.500 millones de años, un objeto del tamaño de Marte colisionó contra la Tierra. A causa del impacto salió disparada una gran cantidad de escombros que finalmente se fusionó y formó nuestro satélite natural. Pero, ¿cuándo se produjo? Un equipo de investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en California, dependiente del Instituto Carnegie, una institución sin ánimo de lucro dedicada a la ciencia, considera que la Luna puede ser mucho más joven de lo que se creía hasta ahora. De esta forma, le atribuye 4.360 millones de años, más o menos 200 millones menos. Según el estudio, que aparece publicado en la revista Nature, o al satélite se le restan años o las teorías convencionales de su formación hacen aguas.
Los investigadores señalan que, después de la fusión de rocas que dio origen a la Luna, ésta se fue enfriando progresivamente, hasta que el magma se solidificó en diferentes composiciones minerales. Precisamente, el análisis de muestras de roca lunar que se cree que fueron derivadas a partir del magma original es lo que ha dado a los científicos una nueva estimación de la edad de la Luna.
De acuerdo con esta teoría de la formación lunar, un tipo de roca llamadaferroan anortosita (FAN), un silicato, es la más antigua de las rocas de la corteza de la Luna, pero los científicos han tenido dificultades para datar sus muestras. El equipo investigador utilizó nuevas técnicas más sofisticadas para determinar la edad de una muestra de FAN de la colección de rocas lunares del Centro Espacial Johnson de la NASA.
La Tierra y la Luna, al mismo tiempo
El equipo analizó los isótopos de los elementos de plomo y neodimio para situar la edad de la muestra de la roca en 4.360 millones de años, 200 millones de años después de la formación del Sistema Solar, y, por lo tanto, 200 millones de años menos de lo que hasta ahora se le atribuía a la Luna.
Esta edad es similar a la calculada para los minerales terrestres más antiguos, como el zircón del oeste de Australia, lo que sugiere que las capas más viejas de la Tierra y la Luna se formaron aproximadamente al mismo tiempo después del gran impacto.
«La extraordinaria juventud de esta muestra lunar también significa que o bien la Luna se solidificó mucho más tarde de lo que antes se estimaba o que necesitamos cambiar nuestra comprensión de su historia geoquímica», ha señalado Richard Carlson, de Instituto Carnegie.