“El ajuste del gobierno es injusto y totalmente irresponsable. Quieren cancelar el Estatuto de los trabajadores y sus derechos”, dijo la secretaria general de la Cgil, Susanna Camusso, durante un mitin en Roma.
“Quieren acallarnos, pero nosotros no nos resignamos e incluso si el ajuste es aprobado (en el Parlamento), nosotros estaremos todos los días en las calles, con aquellos que tienen la valentía de decir no”, añadió la dirigente del principal sindicato del país.
Pidió una revisión del texto del ajuste, que llegó este martes al Senado y que en su opinión penaliza a las franjas más débiles de la población.
También reivindicó la decisión de proclamar este martes la huelga general, pese a que la protesta no contó con la adhesión de los otros dos principales sindicatos, la Cisl (Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores) y la Uil (Unión Italiana de Trabajadores).
Las manifestaciones se repitieron en unas 100 ciudades. Los obreros pidieron al ministro del Trabajo, Maurizio Sacconi, dar marcha atrás a la modificación del artículo 8 del Estatuto laboral, que prevé la libertad para despedir al personal en acuerdo con los sindicatos.
“Es ahora el momento de pedir el cambio, decir que el ajuste no funciona porque se quitan recursos a los entes locales y, en consecuencia, a los ancianos, a la gente común, a las personas en dificultad”, manifestó Camusso.
Advirtió que el país “está en una situación muy difícil” y reconoció que se necesitan “medidas eficaces”, como fiscalización de las “grandes riquezas” y hacer pagar a los que más tienen y no a los más débiles.
Según la Cigl, al menos el 58 por ciento de los trabajadores de las empresas públicas y privadas se adhirió al paro, aunque la Fiat dijo que en sus plantas sólo el 25 por ciento del personal cruzó los brazos.
Por su parte, la Atac, la empresa que administra el transporte público de Roma, dijo que al mediodía había parado el 50 por ciento de los trabajadores del sector.