La advertencia sísmica del geógrafo físico de la Universidad Católica de Chile, Marcelo Lagos, se fundamenta en el hecho de que en el área afectada, definida como “laguna sísmica”, no ha habido movimientos desde hace 134 años.
El 9 de mayo de 1877 se produjo el último gran terremoto en el área, que abarca unos 600 kilómetros de largo.
“Esta ha sido la calma sísmica más antigua de Chile”, dijo el especialista al periódico Las Ultimas Noticias, y el terremoto es tan inminente que “podría ser ahora, mañana o en tres años”.
El análisis de Lagos tienen como base el estudio de la rigidez alrededor de la falla (con qué fuerza se rompen las rocas), la dislocación en la falla (cuántos metros se van a mover los bloques), la longitud de la ruptura y su ancho.
Además dentro de los cálculos se debe considerar la llamada tasa de convergencia de las placas tectónicas en el norte de Chile, que es de siete centímetros por año.
La última parte de las estimaciones matemáticas, indicó Lagos, permite calcular la magnitud del momento (Mw), que es una medida logarítmica.
Lagos concluyó que un terremoto es esperable y puede ser inminente, con una magnitud de 8.8 a 9.0 grados Richter si se rompen los 600 kilómetros de longitud de la laguna sísmica.