“Ello no arreglará los problemas de la economía y el desempleo estadunidense”, dijo este miércoles el portavoz de la cancillería china, Ma Zhaoxu, quien advirtió que la medida no contribuye a la recuperación económica mundial.
La agencia oficial de noticias Xinhua emitió por su parte un comentario en el que advirtió que el proyecto de ley estadunidense “es una bomba de relojería susceptible de desencadenar una guerra comercial entre las dos primeras economías mundiales”.
La respuesta china se da luego que el martes el Senado estadunidense aprobó por 63 votos contra 35 un proyecto de ley para penalizar las importaciones procedentes de China. La iniciativa aún deberá pasar a la Cámara de Representantes y luego al Ejecutivo.
El Senado aprobó la medida tras considerar que las importaciones chinas están favorecidas por la devaluación artificial y excesiva del yuan.
Pese a no tener el respaldo de la Casa Blanca, que se ha negado por el momento a declarar de manera oficial a China país que manipula sus divisas, el secretario del Tesoro estadunidense, Timothy Geithner, aseguró que el Senado no ha precipitado una guerra comercial con el gigante asiático.
Según algunos senadores estadunidenses, la devaluación artificial de la moneda china por parte de Pekín –que podría alcanzar hasta un 30 por ciento-, está dañando gravemente la industria exportadora de Estados Unidos.
Agregaron que como consecuencia daña a la primera economía del planeta, que registra tasas de desempleo superiores a 9.0 por ciento.
China aseguró que esa ley viola las reglas de la Organización Mundial del Comercio e interfiere en las relaciones comerciales bilaterales.
Pero Estados Unidos y la Unión Europea –que tienen enormes déficits comerciales con China- reclaman desde hace años mayor flexibilidad del yuan para que las exportaciones chinas compitan en el mercado internacional en igualdad de condiciones que el resto de países.
Desde que Pekín eliminó el cambio fijo en julio de 2005, cuando comenzó a regular su divisa con base en una cesta de monedas foráneas, el yuan se apreció más de 20 por ciento frente al billete verde, pero Washington y Bruselas reclaman una mayor liberalización.
China, primera potencia exportadora mundial, defiende por su parte la apreciación progresiva para que sus ventas al exterior –que proporcionan decenas de millones de empleos en las fábricas del este y el sur del país-, no caigan en picada.