En su informe sobre las tendencias mundiales de empleo para los jóvenes en 2011, la OIT alertó sobre la posibilidad de una generación de trabajadores jóvenes “marcada” por una peligrosa mezcla de alto desempleo, creciente inactividad y trabajo precario.
Es por ello que la organización manifestó su preocupación de que la crisis económica y financiera deje como legado una “generación perdida", integrada por jóvenes desvinculados por completo del mercado de trabajo.
Esa situación es más profunda en los países desarrollados en especial en Estados Unidos y en Europa, mientras que en las naciones en desarrollo se observa un aumento de trabajadores pobres, en particular en Asia y África.
El director ejecutivo del área de empleo de la OIT, José Manuel Salazar, dijo que la “mala suerte” de esa generación que ingresa al mercado laboral en los años de la “gran recesión” genera en los jóvenes una sensación de malestar provocada por el desempleo.
Esta situación es agravada por el subempleo y la tensión de riesgos sociales asociados con la falta de trabajo y la inactividad prolongada, agregó.
“También podría tener otras consecuencias a largo plazo en términos de salarios más bajos en el futuro y desconfianza en el sistema político y económico”, indicó Salazar en rueda de prensa.
El informe señaló que esa frustración colectiva de los jóvenes es uno de los factores que contribuyó al surgimiento de los movimientos de protesta que se registran en el mundo, ya que para los jóvenes es cada vez más difícil encontrar un empleo que no sea a tiempo parcial o temporal.
Detalló que el número absoluto de jóvenes desempleados reportó una ligera baja desde su punto más alto en 2009 al pasar de 75.8 millones en 2009 a 75.1 millones a finales de 2010, lo que ubicó la tasa de desempleo en ese sector de la población en 12.7 por ciento.
Según estimaciones, se prevé una ligera disminución a 74.6 millones en 2011, a una tasa de 12.6 por ciento.
Sin embargo, el reporte de OIT atribuye el descenso de 2010 a que “cada vez más jóvenes se retiran del mercado laboral y no a que encuentran un empleo. Esto es especialmente cierto en las economías desarrolladas y en la Unión Europea”.
Salazar consideró que es necesario crear más empleos a través de medidas que van más allá del mercado de trabajo y que apuntan a remover los obstáculos de la recuperación económica.
“Ello incluye acelerar la reforma del sistema financiero, la reestructuración y la recapitalización de los bancos a fin de relanzar el crédito a las pequeñas y medianas empresas, y un verdadero progreso en el reequilibrio de la demanda global”, agregó.
Entre 2008 y 2009, el número de jóvenes desempleados en el mundo registró un aumento sin precedentes de 4.5 millones.
Ese incremento se entiende mejor si se compara con el aumento promedio del periodo anterior a la crisis (1997-2007), que fue de menos de 100 mil personas al año.
La proporción de desempleados que han estado buscando trabajo por 12 meses o más es mucho más alta para los jóvenes que para los adultos en la mayoría de las economías desarrolladas, según el informe.
En Eslovaquia, Grecia, Italia y Reino Unido los jóvenes tienen entre dos y tres veces más probabilidades de verse afectados por el desempleo de larga duración que los adultos, advirtió la OIT.