El Papa Benedicto XVI elevó hoy al honor de los altares a tres nuevos santos de la Iglesia católica, entre ellos la monja española Bonifacia Rodríguez De Castro, obrera y fundadora de las religiosas Josefinas.
La mañana de este domingo y ante varios miles de personas congregados en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el obispo de Roma presidió la ceremonia durante la cual canonizó también a los beatos italianos Guido María Conforti y Luigi Guanella.
Durante la homilía de la misa destacó que esas tres personalidades destacaron en vida por su dedicación a los demás y por su caridad, dedicando su entera existencia a quienes más lo necesitaba.
“La caridad hacia el prójimo es importante cuanto el amor a Dios. De hecho, el signo visible que el cristiano puede mostrar para atestiguar al mundo el amor de Dios es el amor a los hermanos”, indicó en el discurso pronunciado en italiano.
“En diversas situaciones y con diversos carismas, ellos han amado al señor con todo el corazón y al prójimo como a sí mismos, tanto como para convertirse en modelo para todos los creyentes”, agregó.
El Papa dirigió su mensaje desde el atrio de la Basílica de San Pedro, en cuya fachada fueron colocados los pendones de los nuevos santos: Guido María Conforti (1865-1931), obispo de Parma en Italia y fundador de los Misioneros Javerianos.
Además de Luigi Guanella (1842-1915), sacerdote italiano fundador de los Siervos de la Caridad y de las Hermanas Hijas de Santa María de la Providencia y la religiosa española Bonifacia Rodríguez De Castro (1837-1905), obrera y fundadora de las Siervas de San José.
A lo largo de la homilía Joseph Ratzinger habló en español para referirse a la monja Rodríguez, de quien destacó su vocación trabajadora, la cual utilizó para atraer y formar a otras mujeres.
“La nueva Santa se nos presenta como un modelo acabado en el que resuena el trabajo de Dios, un eco que llama a sus hijas, las Siervas de San José, y también a todos nosotros, a acoger su testimonio con la alegría del Espíritu Santo, sin temer la contrariedad”, sostuvo.
“Pedimos a Dios por todos los trabajadores, sobre todo por los que desempeñan los oficios más modestos y en ocasiones no suficientemente valorados, para que, en medio de su quehacer diario, descubran la mano amiga de Dios y den testimonio de su amor, transformando su cansancio en un canto de alabanza al creador”, apuntó.