El pontífice recibió en el Palacio Apostólico del Vaticano a una delegación del Consejo de las Comunidades Religiosas de Israel, que incluye a los representantes de las principales comunidades religiosas del país: judíos, musulmanes y cristianos.
“En nuestra época tan difícil, el diálogo entre las diferentes religiones es cada vez más importante para crear un clima de entendimiento y respeto que desemboque en la amistad y la confianza mutuas”, indicó.
“Para los líderes religiosos de Tierra Santa es una necesidad urgente: viven en una zona llena de recuerdos sagrados para nuestras tradiciones, y, al mismo tiempo, cada día experimentan las dificultades de vivir juntos en armonía”, apuntó.
Como precisó la sala de prensa vaticana, se trató del primer encuentro de este tipo en la historia de las relaciones entre Israel y la Sede Apostólica.
En su mensaje Joseph Ratzinger estableció que actualmente existen dos tipos de violencia: por un lado el uso de la violencia en nombre de la religión y, por otro, una violencia resultado de la negación de Dios que, a menudo, caracteriza la vida en la sociedad moderna.
En ese contexto apuntó que los líderes religiosos están llamados a reafirmar que la relación del ser humano con Dios, cuando se vive correctamente, es una fuerza de paz. Esta verdad debe hacerse cada vez más patente en la vida que compartimos diariamente.
“Compartimos la grave responsabilidad de educar a los miembros de nuestras respectivas comunidades religiosas para fomentar un conocimiento más profundo de los otros y una apertura a la cooperación con personas de tradiciones religiosas distintas a la nuestra”, advirtió.
“La justicia, junto con la verdad, el amor y la libertad, es un requisito fundamental para la paz, duradera y segura, en el mundo. Avanzar hacia la reconciliación requiere valentía y amplias perspectivas, así como la confianza de que es Dios mismo quien nos mostrará el camino”, ponderó.