El procesado, quien permanece prófugo, está acusado de la venta de 85 toneladas de cocaína colombiana al cártel mexicano de Los Zetas, y del lavado de más de 850 millones de dólares.
Joumaa, de 47 años y quien residía en Colombia, es señalado por la Administración Estadunidense Antidrogas (DEA) como proveedor de apoyo financiero a Hezbolá, declarado organización terrorista en 1997 por el Departamento de Estado de Estados Unidos.
De acuerdo con la DEA, Joumaa forma parte de una empresa criminal global que lavaba hasta 200 millones de dólares a través de casas de cambio del Banco Libanés Canadiense (LCB), por lo cual también fue incluido en la lista de cabecillas del narcotráfico.
Según la acusación estadunidense, Joumaa coordinó el envío de cocaína de Colombia a Guatemala, Honduras y México, donde fue vendida a los Zetas como parte de una operación destinada a la venta de la droga en el mercado de Estados Unidos entre 2005 y 2007.
La acusación sostiene que Joumaa participó además en el lavado de dinero procedente de México, Europa (especialmente de España) y África a Colombia, con el cobro de una cuota de entre ocho y 14 por ciento del total de dinero lavado.
Joumaa también es acusado de recibir dinero en efectivo desde la Ciudad de México, procedente de la venta de la droga en Estados Unidos.
“Una vez que las ganancias de las drogas eran entregadas al acusado o sus cómplices, los fondos serían pagados en Venezuela o Colombia, en bolívares o pesos colombianos”, precisa el encausamiento.
“La DEA y sus socios continuarán exponiendo y desmantelando a estas redes globales”, señaló la administradora de la DEA, Michelle Leonhart.
La acusación contra Joumma fue presentada por un gran jurado el pasado 23 de noviembre, pero había sido mantenida sellada.