Los manifestantes pidieron cesar las deportaciones masivas realizadas por el gobierno del presidente Barack Obama, detener la construcción de centros privados de detención con fines de lucro, y frenar el robo de salarios a inmigrantes que cometen empleadores sin escrúpulos.
“El objetivo de la marcha es alzar la voz para hacer visibles los problemas de la comunidad inmigrante en Estados Unidos, que representa parte importante del 99 por ciento de la población”, dijo Saduf Syal, una de las organizadoras de la marcha.
En entrevista con Notimex, Syal, asociada al grupo Haz Camino Nueva York, manifestó que la intención de la marcha es quejarse además por las políticas migratorias que destruyen familias cuando alguno de sus miembros es deportado.
Denunció que el uno por ciento de la población que conforma el segmento más acaudalado de Estados Unidos, con el control de más del 40 por ciento del ingreso en este país, lucra con los inmigrantes mediante la construcción de centros privados de detención.
“Protestamos contra un sistema migratorio que cada vez depende más de las corporaciones para operar, contra el uno por ciento que sólo busca incrementar sus ganancias a costa de los derechos de las personas”, afirmó Syal.
La marcha inició poco después del mediodía en la Plaza Foley, frente al ayuntamiento de la ciudad, para terminar en el parque Zuccotti, sede original del movimiento Ocupa Wall Street, donde a las 16:00 comenzó una asamblea general multilingüe con presencia de inmigrantes.
El contingente estuvo fuertemente resguardado por elementos de la policía de Nueva York, aunque no se reportaron incidentes, de acuerdo con los organizadores.
Bajo la consigna de “Inmigrantes Ocupan”, el movimiento subrayó el papel de bancos como Wells Fargo, que promueven la construcción de centros de detención privados, que a su vez cabildean para endurecer las políticas migratorias y obtener beneficios financieros.
De acuerdo con datos del gobierno federal, este año fueron deportados más de 400 mil inmigrantes de Estados Unidos, la cifra más alta en la historia de este país.
Asimismo, han sido aprobadas duras leyes migratorias en Arizona, Alabama, Georgia, Carolina del Sur y Utah, que han sido criticadas porque algunos de sus componentes desafían abiertamente la Constitución de Estados Unidos.