La jefa del Departamento de Policía Metropolitana, Cathy Lanier, y voceros de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF), rebelaron en rueda de prensa que la operación condujo al arresto de 70 sospechosos de posesión y distribución de armas de fuego y narcóticos.
Lanier explicó que la investigación, que duró un año, se inició para descubrir el negocio ilícito de armas, municiones, crack, cocaína y heroína en una casa del noroeste del Distrito de Columbia, que operaba bajo la fachada de un estudio de grabaciones dirigido por el rapero Christopher Washington.
Washington tiene un largo historial de ofensas criminales en el Distrito de Columbia desde 2007.
En la operación encubierta participaron la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la de Inmigración y Aduanas (ICE), la Administración de Control de Drogas (DEA) y la Oficina del Procurador General de los Estados Unidos, indicó la policía capitalina.
Dale Sutherland, sargento del Departamento de Policía Metropolitana, fingió ser el empresario Richie Valdez, de una cadena internacional de estudios de grabación, en tanto que la FBI instaló cámaras y equipo de grabación en el estudio para monitorear las operaciones.
En noviembre de 2010 se realizó el primer encuentro en el estudio de grabación, que condujo al arresto de ocho hombres vinculados a “La Familia”.
Uno de ellos es sospechoso de manejar las operaciones de drogas para la organización criminal, con el fin de establecer un mercado de metanfetaminas en el área de la capital estadunidense.
A lo largo de los meses las autoridades trabajaron para fraguar negociaciones también en Nueva York, Carolina del Norte, Georgia y Virginia Occidental.
Lanier indicó que la Unidad Mayor de Narcóticos de la dependencia y autoridades federales incautaron más de 40 kilos de metanfetaminas, casi 10 kilos de cocaína, 1.25 galones de PCP y más de 12 kilos de mariguana, así como cantidades no especificadas de heroína y ecstasy.
Añadió que fueron confiscadas 161 armas de fuego, incluyendo 29 rifles de asalto.
Aclaró que las drogas y armas fueron compradas por agentes encubiertos, e incautadas luego por detectives participantes en la investigación.