"Civiles y miembros de las fuerzas militares murieron en las explosiones terroristas", señaló la televisión estatal, que mostró imágenes de los daños que dejaron los bombardeos.
Según el canal privado Addunia, al menos 11 personas han muerto en el edificio de la seguridad y otras seis en una base militar, según un reporte del canal árabe de noticias Al Arabiya.
Sin embargo, el ministerio de Sanidad, según la televisión oficial, precisó que al menos 25 personas murieron y otras 175 resultaron heridas en el doble atentado.
La televisión estatal culpó a las "bandas armadas terroristas" de los ataques, mientras voceros de grupos de activistas indicaron que los bombazos alcanzaron un complejo de la inteligencia militar y una base de las fuerzas de seguridad.
La ciudad histórica de Alepo, con una población de cinco millones de habitantes, localizada en el norte de Siria, se encontraba relativamente tranquila desde que las protestas masivas contra el presidente Bashar al-Assad iniciaron en marzo pasado.
Desde el inicio del conflicto, Siria ha restringido el acceso a los medios de comunicación extranjeros y las cifras de víctimas no pueden ser verificadas de forma independiente.
Mientras tanto, los voceros de los grupos de activistas informaron que los tanques se concentraban fuera de los barrios de la ciudad de Homs, una semana después de que las fuerzas del gobierno comenzaron a bombardear la ciudad continuamente.
El ejército parece decidido a conquistar los barrios de la oposición en la asediada ciudad de Homs, epicentro de la revuelta contra el régimen del presidente Bashar al-Assad, y donde grupos de desertores del ejército han tomando el control de las calles.
Activistas indicaron que refuerzos de tanques enviados en los últimos dos días aumentan la posibilidad de una gran ofensiva contra las grandes áreas residenciales sunitas, donde viven cientos de miles de personas.
Los rebeldes, superados en cantidad de armas y agrupados bajo el Ejército Sirio Libre, se han estado preparando para responder a la arremetida.
La víspera, más de 100 personas murieron en la ciudad de Homs, a pesar de la promesa del mandatario Assad de frenar la violencia, considerada por el presidente estadounidense Barack Obama como "baño de sangre atroz".