Tras la muerte del yihadista autor de siete asesinatos, el Gobierno francés se esforzaba este viernes en responder a las cuestiones planteadas sobre posibles fallos en la vigilancia antiterrorista, mientras en Toulouse la investigación proseguía en busca de eventuales complicidades.

El primer ministro galo, François Fillon, afirmó que no existía "ningún elemento que permitiera detener a Mohamed Merah" (que se atribuyó los asesinatos de tres militares y cuatro judíos, entre ellos tres niños) antes de que perpetrara los atentados. "No tenemos derecho, en un país como el nuestro, a vigilar permanentemente y sin decisión de la justicia a alguien que no cometió un delito. Vivimos en un Estado de derecho", dijo Fillon.

Según el jefe del Gobierno, "es normal que se planteen interrogantes" sobre lo ocurrido con Merah, pero éste "fue interrogado, vigilado, escuchado. Era un hombre que llevaba una vida normal, que tenía un prontuario judicial (...), pero que no tenía nada que ver con esto", afirmó.

Los servicios de inteligencia franceses vigilaban a Merah desde sus estancias en Afganistán y Pakistán, en 2010 y 2011, pero consideraron que llevaba una vida normal para un joven de 23 años, aparentemente incompatible con el islam radical. Sin embargo Mohamed Merah, que fue condenado varias veces por delitos comunes menores, frecuentaba un pequeño grupo que reivindicaba el salafismo, la rama más radical del islam.

En sus discusiones con la policía durante las horas previas a su muerte, Merah reivindicó su pertenencia a Al Qaida y dijo que había querido "vengar a los niños palestinos" y castigar a Francia por su presencia militar en Afganistán y por la ley que prohíbe la utilización del velo islámico integral en los lugares públicos.

"El hecho de pertenecer a una organización salafista no es un delito en sí. No hay que confundir fundamentalismo religioso con terrorismo, incluso si conocemos, naturalmente, los vínculos que unen a ambos", argumentó Fillon.

El primer ministro indicó asimismo que Mohamed Merah, que figuraba en la lista negra de personas que tienen prohibido sobrevolar Estados Unidos, formaba parte asimismo en Francia de una lista de personas a vigilar en caso de desplazamiento. Pero "él no se desplazó", añadió el primer ministro.

El candidato socialista a la presidencia, François Hollande, que reanudó plenamente su campaña tras una pausa, hizo suyas el jueves en un mitin electoral los interrogantes aparecidos en el país tras descubrirse la personalidad y el recorrido de Merah, y evocó "una falla" en la vigilancia.

La prensa francesa plantea interrogantes también sobre las condiciones del asalto lanzado el jueves para capturar al asesino tras más de 30 horas de asedio, y durante el cual la policía lo mató. "¿Por qué la orden 'política' de intervenir se dio ayer (jueves) por la mañana?", "¿Por qué era tan urgente el no esperar más?", planteó el diario regional La République des Pyrénées.

El jefe del partido del presidente, la UMP, Jean-François Copé, reconoció el viernes que es "totalmente legítimo" que haya "transparencia" sobre la investigación a fin de no dejar eventuales "zonas de sombra", aunque aseguró empero que él personalmente no tiene ninguna.