El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de California considera que Charles Manson no ha hecho ningún esfuerzo por rehabilitarse y por ello ha decidido denegarle la libertad condicional. 

Es la decimosegunda ocasión en la que el famoso asesino ve rechazada la posibilidad de salir de prisión, pero esta vez podría ser la última. Según la ley, hasta que no pasen otros 15 años no podrá solicitar de nuevo su puesta en libertad. Por entonces tendrá 92 años.

Como se preveía, Manson no ha acudido a la vista que se ha celebrado en la prisión de Corcoran (California), donde cumple condena. Nunca lo ha hecho desde 1997 (el último pronunciamiento sobre su libertad condicional fue en 2007). 

Tampoco acudió a las citas con el abogado de oficio designado para representarle en el proceso, DeJon R. Lewis, según declaró él mismo a CNN. Lewis ha solicitado, sin éxito, a los dos miembros del juzgado que conmuten la pena de prisión de su cliente por un internamiento en un hospital psiquiátrico.

Mantiene la misma fascinación entre sus admiradores que hace 43 años cuando, en el verano de 1969, instigó a su grupo de seguidores, conocidos como la Familia Manson, a asesinar a la actriz y esposa del director Roman Polanski, Sharon Tate, y a las cuatro personas que se encontraban en su casa. 

Al día siguiente mataron a otras dos. Debra Tate, la hermana de la actriz, ha estado presente en la vista y tras conocer la resolución del juzgado, ha declarado que daba “por zanjado el asunto”, según AP.

Cuatro décadas en prisión no han transformado a Manson, que con 77 años no es un preso al uso. Sigue siendo considerado una figura de culto como lo demuestra el hecho de que sea el recluso que más cartas recibe y que sus incondicionales hagan cola para visitarlo en la cárcel. 

Durante este tiempo se le ha confiscado un arma y dos teléfonos móviles con los que llamó a números de California, Nueva Jersey, Florida o Indiana.