"El régimen aún no retiró sus armas pesadas de las zonas habitadas y no vemos ninguna persecución penal de los responsables", indicó el secretario general adjunto de Asuntos Políticos de Naciones Unidas, Lynn Pascoe, ante el Consejo de Seguridad en Nueva York, al hacer un balance de la tregua iniciada el 12 de abril.
Según el diplomático, las autoridades sirias todavía no han liberado a las personas detenidas arbitrariamente durante el conflicto ni respetan el derecho de los sirios a manifestarse pacíficamente.
El principal objetivo de la ONU es alcanzar el fin "completo y sostenido" de la violencia en Siria y buscar una solución pacífica para terminar con la crisis, dijo el funcionario, quien insistió en el reclamo internacional para que el régimen dé libre acceso a la ayuda humanitaria. "Lamentablemente, en este tema apenas vemos avances", señaló.
La ONU confía ahora en que la misión de observadores, cuyo envío fue decidido el sábado, sirva para controlar que los puntos del acuerdo de paz se cumplan. El primer grupo, conformado por 30 de los 300 expertos acordados, llegará al país la próxima semana y estará desarmado.
No obstante, las esperanzas de que la presencia de estos supervisores motive un repliegue del régimen no son muchas. Es que este lunes, un día después de que dirigentes de la oposición recibieran a un equipo de ocho observadores de avanzada que ya estaban en el país, las fuerzas de Al Assad lanzaron una nueva ofensiva contra bastiones rebeldes. Los reportes al respecto no son claros sobre el número de muertos no. Según el Comité de Coordinación Local (CCL), fueron 60 los fallecidos, la mayoría de ellos en Hama. Los activistas creen que fue un castigo por ese encuentro.
De momento, el cumplimiento de la tregua ha sido intermitente, en el mejor de los casos. Aunque hay mucho escepticismo sobre el cese del fuego, líderes mundiales opinan que el plan para frenar más de un año de hostilidades, que se cobraron al menos 9.000 vidas, podría ser la última oportunidad para el país.