Desde las siete de la mañana (Grecia), los griegos están llamados a votar por segunda vez en poco más de un mes, para elegir Gobierno. En sus manos está, en buena medida, el futuro del euro. Los sondeos pronostican un empate en cabeza entre la conservadora Nueva Democracia, partidario de seguir en el euro y cumplir con los requisitos de la UE, bien es verdad que renegociándolos, y el izquierdista Syriza, más reacio a aceptar la dosis de austeridad impuesta por la troika –la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI- que está dejando el país en la ruina. La salida de Grecia del euro pende sobre las elecciones.
La troika insiste en que el rescate de 170.000 millones de euros pactado en marzo no puede renegociarse y que Grecia debe cumplir los requisitos o dejará de inyectar dinero, lo que dejaría al país, que no tiene fondos para pagar a los funcionarios el mes que viene, en la bancarrota y abocaría a su salida del euro. Esa salida desordenada podría desatar una tormenta económica mundial de consecuencias difíciles de prever. Tanto NuevaDemocracia como Syriza pretenden renegociar ese acuerdo, conocido en Grecia como el memorándum, que está ahogando a la población: más del 20% de paro, reducción de los salarios y huida de capitales.
Tanto el líder de Nueva Democracia, Antonis Samarás, como el de Syriza, Alexis Tsipras, han ejercido ya su derecho al voto. Tras votar en Atenas, el segundo cree que “Grecia ha vencido al miedo” y que su partido “abre el camino a una Grecia de justicia social, miembro de pleno derecho de una Europa que cambia”. Lo apuesta todo Tsipras a que los socios europeos no se atreverán a dejar caer a Grecia porque no pueden arriesgarse a las consecuencias. Por su parte, Samarás, que ha votado en Pylos, una localidad del Peloponeso, cree que mañana comienza "una nueva era" en el país, después de que "hoy hablen los griegos". El cabeza de lista del Partido Socialista (PASOK), Evangelos Venizelos, lo ha hecho en Tesalónica, urgiendo a la formación inmediata del Gobierno: "El país debe tener un gobierno mañana, y tiene que ser un gobierno en el que se comparta la responsabilidad".
Según las encuestas, los griegos se debaten entre el deseo de seguir en la Eurozona y el hartazgo de las ineficaces curas de austeridad impuestas. Culpan al bipartidismo PASOK-Nueva Democracia, en vigor en las últimas décadas, de la corrupción que ha arruinado el país y de los engaños en las cifras macroeconómicas que han precipitado el rescate. “Es la primera vez que me siento deprimido después de votar, sabiendo que lo he vuelto a hacer por los que crearon el problema, pero no tenemos otra opción”, ha declarado a la agencia Reuters Koula Louizopoulou, profesora de 66 años.
“Es obvio que el país mira hacia el abismo”, dice el diario líder griego, Kathimerini, en un editorial en portada. Llama este diario a la formación de un gobierno de unidad encabezado por Samarás que mantenga a Grecia en el euro. El partido que consiga más votos se lleva un premio de 50 escaños extra para reforzar su mayoría, pero ni con esas está claro que pueda formarse un Gabinete, justo lo que ocurrió en las legislativas celebradas el mes pasado.
Se teme este resultado entre los líderes que acuden a la cumbre del G-20 en México, entre mañana y el martes, donde la situación de Grecia y la de España serán puntos fundamentales de la agenda. Ayer mismo, la canciller alemana, Angela Merkel, era muy clara al respecto: “Es muy importante que las elecciones griegas conduzcan a un resultado en el que los que formen Gobierno digan: “Sí, nos atenemos a nuestros compromisos”.