La visita del enviado de Teherán se produce un día después de que el primer ministro sirio abandonara el barco que hace aguas y escapara del país de la mano de contrabandistas. La televisión siria mostró imágenes del encuentro de El Asad y Jalili, lo que contribuyó a disipar los rumores, que han ido cobrando intensidad en los últimos días sobre un supuesto problema de salud del presidente sirio, que llevaba dos semanas sin aparecer en público.
Cuando Irán habla de “eje de la resistencia, se refiere al frente chií enemigo de Israel, del que además de Siria —en su vertiente alauí—, también forma parte Hezbolá, el partido-milicia libanés. La causa palestina y la enemistad con Israel es una baza que tradicionalmente ha jugado el régimen de Damasco para ganarse a la población, pero que en los últimos meses le ha dejado de funcionar en amplios sectores del país. Incluso en los campos de refugiados palestinos sirios crece el apoyo al bando rebelde, a medida que la represión gubernamental con la que El Asad pretende aplastar la disidencia que dura ya 17 meses, se vuelve más cruenta.
El emisario de Teherán siguió a rajatabla el guión que utiliza Damasco para interpretar la revuelta popular que desangra al país. “Lo que está ocurriendo en Siria no es un conflicto interno, sino un conflicto entre los ejes de resistencia, por un lado, y los enemigos regionales y globales de este eje por otro”, fue otro de los temas tratados en el encuentro, según recogió la agencia de noticias siria, en clara alusión a Estados Unidos e Israel.