Una bomba explotó el miércoles en el centro de Damasco, cerca de varios edificios militares y del hotel ocupado por los observadores de Naciones Unidas, causando tres heridos y provocando una gran columna de humo negro en el cielo de la capital siria.

El viceministro de Relaciones Exteriores, Faisal Mekdad, dijo que ninguno de los observadores había resultado herido en la explosión, que ocurre exactamente cuatro semanas después de que una bomba matara a cuatro de los responsables de seguridad del presidente Bashar al Assad.

"Esta es otra operación criminal que muestra el ataque al que ha estado expuesto Siria y la naturaleza criminal e inhumana de aquellos que llevan a cabo estos ataques, y de quienes los apoyan en Siria y en el Extranjero", dijo Mekdad a periodistas en el lugar de la explosión, donde los bomberos sofocaron un tanque de combustible que ardía.

La bomba, que estaba ubicada en un vehículo aparcado al lado del edificio, hizo estallar el tanque de un camión de combustible a las 8.30 horas de la mañana hora local. Una fila de vehículos blancos de Naciones Unidas estacionados cerca estaban cubiertos de ceniza y polvo.

Aunque la explosión tuvo lugar cerca del hotel, no está claro cuál fue su objetivo. En la zona hay un club de militares del Ejército sirio y un edificio que pertenece al partido gobernante Baath y que no está lejos de la sede de las fuerzas armadas.

Las tropas de Assad lanzaron el pasado mes una contraofensiva contra los rebeldes que controlaban varios barrios de Damasco y rodeaban la principal ciudad del país, Aleppo.

La violencia en Siria, que según fuentes de la oposición ha cobrado 18.000 vidas desde el inicio de la revuelta popular contra Assad en marzo del año pasado, ha dividido a las potencias regionales y mundiales, y ha bloqueado los esfuerzos diplomáticos para poner fin a la crisis.

Se espera que los líderes de los países musulmanes suspendan a Siria de la Organización de Cooperación Islámica en una cumbre que se celebrará el miércoles en La Meca, a pesar de las objeciones verbales de Irán, un régimen chií y principal aliado de Assad en la región.

La decisión simbólica que tomará el organismo compuesto por 57 miembros, que requiere una mayoría de dos tercios, pondrá al descubierto las divisiones en el mundo islámico sobre la respuesta a la guerra civil en un país con importantes diferencias sectarias.

La mayoría suní siria está en el centro de la revuelta, mientras que el Gobierno está dominado por la secta alauí de Assad, una rama del islam chií.