Miles de personas continúan manifestándose hoy contra Japón en decenas de ciudades en China, después de que la víspera se desatara una oleada de protestas que en ocasiones se tornaron violentas, en medio de la escalada de tensión entre ambas potencias por la soberanía de unas islas de la región Asia Pacífico.
Pekín es el centro de las concentraciones por segundo día consecutivo. En la capital, cientos de ciudadanos protestan desde por la mañana frente a la sede de la Embajada nipona, en el distrito de Chaoyang, coreando el himno nacional y lanzando botellas de plástico y huevos contra la legación.
"Las (islas) Diaoyu son nuestras", claman los manifestantes en Pekín, apoyados de pancartas de cartón o 'iPads' en los que se puede leer "Diaoyu chinas" -en mandarín y en inglés-, y acompañados de retratos del que fuera líder del país Mao Zedong y banderas.
El dispositivo de seguridad a las puertas de la legación nipona se ha visto hoy incrementado con mayor presencia de la policía municipal, paramilitares y antidisturbios.
Éstos establecieron un fuerte cordón de seguridad para mantener una cierta distancia entre los manifestantes y la sede diplomática, y controlar la protesta.
Fuentes niponas en Pekín confirmaron que los trabajadores de la legación japonesa no se han visto afectados por las protestas ni por el lanzamiento de objetos contra el edificio de la embajada -que ayer llegaron a romper algún cristal-, en el que se encuentran "trabajando con normalidad".
Los restaurantes japoneses ubicados en una calle cercana a la sede nipona de la capital permanecen hoy cerrados y en todos ellos se pueden ver colgadas banderas chinas y carteles en defensa de la soberanía china de las Diaoyu, llamadas Senkaku por Japón.
Las protestas por la soberanía de las islas que se disputan China y Japón también se han reproducido en más ciudades del país, como en Shanghai, donde las manifestaciones se concentran frente al consulado japonés, informa la prensa estatal y medios japoneses.
También se confirman concentraciones en lugares como Cantón, Shenzhen, Xiamen o Haikou.
Según publican hoy diversos medios japoneses, algunas fábricas de firmas niponas ubicadas en Qingdao, en la provincia al noreste de Shandong, han sufrido ataques.
Frente a ello, el diario oficialista Global Times instó hoy en un editorial a que las protestas fueran "racionales".
A lo largo de toda la semana se habían registrado manifestaciones antijaponesas en todo el país, aunque hasta ahora su alcance había sido mucho más reducido y se habían desarrollado de manera pacífica.
En Tokio, el canciller japonés, Koichiro Gemba, urgió ayer al Gobierno chino a garantizar la seguridad de sus ciudadanos ante las protestas, después de que el viernes, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hong Lei, aseguró que la seguridad de los japoneses en China estaba garantizada.
Las protestas se producen después de que el viernes se recrudeciera la tensión entre ambos países al entrar varias patrulleras chinas en aguas de las islas, administradas por Japón y cuya soberanía reclama Pekín, lo que provocó la contundente protesta de Tokio.
La iniciativa china se produjo como respuesta al anuncio, el pasado martes, de que Japón había comprado por unos 20.5 millones de euros tres islotes del archipiélago deshabitado a su propietario privado, un millonario nipón.