La aplicación del registro de datos de pasajeros entre Estados Unidos y Europa reporta ya casos en los que la autoridad estadunidense impide a viajeros llegar a terceras naciones como Canadá, México y Cuba.

En su edición de este lunes, el periódico El País documentó el estado actual de la aplicación del acuerdo firmado en diciembre pasado, y aprobado en abril por el Parlamento Europeo, que facilita datos de pasajeros de vuelos con destino a Estados Unidos.

Sin embargo, reveló que adicional a ese acuerdo, desde marzo pasado las autoridades estadunidenses exigen unilateralmente a las aerolíneas de vuelos con origen en Europa los datos de pasajeros que sobrevuelen el espacio aéreo de Estados Unidos.

En el caso de España, un acuerdo de 2009 permite a funcionarios estadunidenses acceder a los aeropuertos, interrogar pasajeros y decidir si vuela o no.

La medida afecta en España a miles de pasajeros que quieran viajar a Cuba, México y Canadá, y por tanto, a las compañías que vuelan a México DF, La Habana, Toronto y Montreal, para los que Estados Unidos ha obtenido los datos de los pasajeros.

El diario recordó que sólo la canadiense Air Transat informa ya a los pasajeros de esta medida y Aeroméxico, Iberia y Air Europa aún no lo hacen, mientras que las organizaciones de consumidores instan a que todos los pasajeros sean informados de que sus datos serán entregados a la autoridad estadunidense.

Señaló que la Agencia Española de Protección de Datos reconoce que el acuerdo entre la UE y Estados Unidos no incluye ceder los datos de pasajeros en aviones que sobrevuelen el espacio estadunidense, sino sólo los de origen y destino entre ambas partes.

Por ello, ha solicitado a la Comisión Europea (CE) una respuesta porque las compañías se ven impedidas de volar si no colaboran con Estados Unidos, pero a la vez es un asunto que entra en conflicto con la legislación de protección de datos.

Entre los casos que reporta el periódico está el del periodista colombiano de Le Monde Diplomatique, Hernando Calvo Ospina, residente en París, que quiso volar a La Habana y un funcionario estadunidense se lo impidió.

Además de quedarse en tierra bajo el argumento de que su nombre está en una lista de personas que pueden atentar contra Estados Unidos, la compañía aérea no le quiso reembolsar el dinero que pagó por un viaje que no realizó.