Durante la cumbre episcopal, ante más de 250 prelados de todo el mundo, el vicario general de la Arquidiócesis de México y rector de la Basílica de Santa María de Guadalupe, Enrique Glennie Graue, recordó las apariciones de la Virgen al indígena San Juan Diego en 1531.
Consideró que ese episodio fue “decisivo” para la evangelización en todo el Continente Americano, con un influjo más allá de los confines de la nación mexicana.
“Inmediatamente después de las apariciones, se verificó una impresionante conversión en masa, tanto de los indígenas como de los españoles”, indicó.
“Un signo concreto de la importancia del Acontecimiento Guadalupano fue esta conversión y devoción a la Virgen y - a través de ella - a Jesucristo, que constatamos hasta nuestros días, con la presencia en el Santuario de más de 20 millones de personas cada año”, agregó.
La asamblea del Sínodo de los Obispos fue inaugurada el 7 de octubre y se extenderá hasta el próximo domingo.
Durante los trabajos de la asamblea se han debatido las respuestas que busca dar la Iglesia Católica a la crisis de fe que azota al mundo contemporáneo.
El sacerdote subrayó que el acontecimiento Guadalupano trasciende fronteras, culturas, pueblos, costumbres y llega hasta lo más profundo del ser humano.
Por ello, indicó que se trata de un “acontecimiento salvífico” porque provoca la conversión del corazón y mueve al ser humano a un verdadero arrepentimiento, para encontrarse con Dios, haciendo realidad un cambio de vida pleno y total.
“Esto permitió que se llevara a cabo la evangelización de todo un pueblo que estaba naciendo. De hecho, se inicia entonces una devoción que nadie podrá detener y que se fue profundizando y extendiendo hasta el día de hoy, no sólo en México, sino en las más variadas naciones”, apuntó.