El presidente de Ecuador, Rafael Correa, reinauguró hoy de manera oficial el servicio del centenario ferrocarril, que estaba cerrado desde la segunda mitad del siglo pasado, con el fin de impulsar el turismo local.
La ceremonia se efectuó en la vieja estación del tradicional barrio de Chimbacalle, a donde llegó por primera vez un tren en 1908, con lo que se abrió el más moderno transporte de su tiempo, que conectó Guayaquil y Quito, las ciudades de mayor peso político del país.
El acto, en el que participaron ministros, trabajadores ferroviarios y habitantes del lugar, marcó el comienzo de una inauguración de dos días, que incluye un recorrido en ferrocarril por la ruta rehabilitada hasta Guamote, en el centro andino de Ecuador.
Al intervenir en el acto, el presidente Correa recordó que el ferrocarril se encontraba devastado, a semejanza de lo que a su juicio ocurría con el país a causa del neoliberalismo.
El tramo puesto en servicio este jueves es la línea principal de cerca de 500 kilómetros de longitud, que une la población de Durán, vecina de Guayaquil, con Quito, que fue rehabilitada a un costo de 288 millones de dólares.
El gobierno planea rehabilitar los ramales que unen Quito con San Lorenzo, en el litoral del extremo noroccidental del país, en la frontera con Colombia, y el que va de Simbambe, en el centro andino, hasta Cuenca, en el sur de Ecuador.
A diferencia del pasado, cuando fue utilizado para transporte de pasajeros y carga, el gobierno concibe al ferrocarril como atractivo turístico, con miras a reactivar a las poblaciones que están al borde de la vía, que también agonizaron con la muerte del tren.
El ferrocarril recorre las llanuras del litoral para ascender la Cordillera de los Andes en zigzag, antes de asomarse a los nevados andinos.
Para su rehabilitación, intentada por varios gobiernos anteriores, la administración de Correa lo declaró como Patrimonio Cultural e Histórico del país y luego asignó los recursos correspondientes.