La vida en Boylston Street, la calle donde ocurrieron los dos atentados durante el maratón de Boston, intentó retomar la rutina al ser reabierta por las autoridades.
En un ambiente de visible tristeza, comerciantes y transeúntes dedicaron en diversos puntos de la vía varios memoriales a las tres fallecidos y a los más de 180 heridos que causaron los bombazos de la semana pasada.
Numerosos loclaes reabrieron sus puertas con pancartas de apoyo y mensajes de aliento sobre sus fachadas y los paseantes colocaron pétalos de flores sobre el asfalto a manera de homenaje.
En algunos edificios aún son visibles las huellas de las explosiones, con vidrios rotos y daños en sus construcciones.