El Gobierno estadunidense anunció las primeras reglamentaciones que ponen límites estrictos a la contaminación con dióxido de carbono que puede producir cualquier nueva planta energética en el país, enfrentándose a la reacción de la industria del carbón y a seguros desafíos legales.
Con la normativa de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por su sigla en inglés) será casi imposible construir plantas de carbón sin usar una tecnología necesaria para capturar las emisiones de dióxido de carbono (CO2), que según sus detractores no ha sido probada ni es rentable.
Las reglas, que son una revisión de un intento previo de la EPA de crear estándares de emisiones para plantas de combustibles fósiles, constituyen el primer paso del paquete de medidas del presidente Barack Obama contra el cambio climático, que fue anunciado en junio.
La normativa contiene algunas sorpresas tras las extensas negociaciones de la agencia con grupos industriales y ambientalistas, lo que produce temor en la industria de que las restricciones de la EPA para las plantas de energía ya existentes -que se conocerán el año próximo- sean severas.
Las regulaciones anunciadas el viernes cubren solo a las nuevas plantas. Según la propuesta, las nuevas grandes turbinas con motores a gas natural tendrán que cumplir un límite de mil libras de CO2 por megavatio/hora, mientras que las pequeñas tendrán que cumplir un tope de mil 100 libras.
Las nuevas unidades con motor a carbón deberán cumplir un límite de mil 100 libras de CO2 por MWh pero tendrán "flexibilidad operativa" para lograr esos niveles, dijo la agencia.
Las plantas de carbón más eficientes que actualmente se encuentran en funcionamiento emiten un promedio de al menos mil 800 libras de CO2 por MWh.
Cualquier nueva planta de carbón en Estados Unidos deberá instalar la tecnología para capturar los desechos de (CO2), conocida como captura y almacenamiento de carbono (CCS, por su sigla en inglés).
Esa tecnología, que apunta a impedir la liberación de grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, es controversial porque aún no está en funcionamiento a escala comercial.
La normativa establece un período de siete años para que las plantas de carbón se ajusten a los niveles de emisiones exigidos, a diferencia de los 30 años propuestos en el 2012. Eso indica que la EPA tiene plena confianza en la naciente tecnología de CCS.
La administradora de la EPA, Gina McCarthy, defendió el plan de cambio climático de Obama, cuyos opositores describen como una "guerra contra el carbón".
McCarthy sostuvo que "establecer los estándares justos de la Ley de Aire Limpio no hará que se caiga el cielo".
Las acciones de las compañías de minas de carbón como Alpha Natural Resources Inc, Peabody Energy Corp y Arch Coal Inc caían el viernes. En lo que va del año, los títulos del sector han bajado un 25 por ciento.