Los trabajadores metroviarios de Sao Paulo suspendieron por 48 horas la huelga que mantenían desde hace cinco días, y realizarán una nueva asamblea el miércoles próximo, en la víspera de la apertura de la Copa del Mundo 2014.
La decisión fue tomada la noche del lunes en una asamblea realizada tras la jornada más tensa desde que comenzó la paralización, que resultó en la prisión de 13 huelguistas y el anuncio del despido de 61 trabajadores.
El Metro de Sao Paulo, vital para el normal funcionamiento del tránsito en la mayor ciudad brasileña, volverá a circular a pleno los días martes y miércoles, pero podría ser paralizado nuevamente el jueves, cuando el estadio Arena Corinthians, en el barrio de Itaquera, será escenario del partido de apertura de la Copa entre Brasil y Croacia.
De acuerdo con el presidente del sindicato de metroviarios, Altino Prazeres Junior, la prioridad del movimiento pasó a ser la reincorporación de los trabajadores despedidos.
"La categoría entendió que era hora de volver al trabajo para mostrar la disposición en negociar. Espero que el gobierno negocie", afirmó.
La huelga fue mantenida este lunes a pesar de que el Tribunal Regional del Trabajo de Sao Paulo determinó que la paralización era "abusiva", estableciendo una multa diaria de 500.000 reales (unos 230.000 dólares) en caso de incumplimiento.
Los trabajadores redujeron su demanda de reajuste salarial de 16,5 para 12,2 por ciento, pero el Metro, una empresa estatal, insistió en que no tiene condiciones financieras para un reajuste mayor que 8,7 por ciento.
Según el secretario de Tranportes Metropolitanos, Jurandir Fernandes, en caso de que la huelga se repita el jueves el gobierno podría solicitar a la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) que abra las puertas del estadio una hora antes para facilitar la llegada de los aficionados.
Si el Metro funcionara normalmente, 30.000 personas podrían llegar a cada hora por ese medio, por lo que la paralización provocaría serias dificultades en el arribo de los aficionados al estadio en el barrio de Itaquera.
AGENCIA XINHUA