La epidemia de ébola, que ya es considerada como el más severo brote de esta enfermedad en la historia de la humanidad, empeorará antes de mejorar, reconoció hoy la directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan.
En una intervención ofrecida ante Estados miembros de la ONU, Chan indicó que “el brote empeorará antes de mejorar, y requerirá para enfrentarlo una gran respuesta internacional coordinada y un aumento de manera urgente en la asistencia”.
De acuerdo con las últimas estimaciones de la OMS, el ébola ha causado la muerte de más de mil 500 personas en tres países: Sierra Leona, Liberia y Guinea, en tanto que se han reportado al momento tres mil 500 individuos infectados.
En su intervención, la funcionaria destacó que la comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos como parte de sus responsabilidad moral y porque la epidemia representa un reto no sólo para África, que hasta el momento ha sido el continente afectado.
“El ébola se ha convertido en una amenaza mundial que necesita de esfuerzos globales en solidaridad con los países afectados, que deben siempre liderar las iniciativas”, apuntó la funcionaria.
Asentó que la enfermedad, de la misma variante registrada en los tres países más afectados de África Occidental, se ha reportado también en Nigeria y Senegal, donde el brote parece estar contenido.
Aclaró que existe otro brote, surgido de manera paralela, en la República Democrática del Congo, que no tiene relación con la variante de la enfermedad en África Occidental. En este país, se han reportado 53 infecciones y la muerte de 31 personas.
Pese a la severidad de la epidemia, Chan advirtió que el miedo no debe ser la reacción inmediata, y recordó que 50 por ciento de las personas infectadas logran recuperarse de la enfermedad, en especial si reciben atención temprana.
Urgió por ello a países a no bloquear los accesos ni los medios de transporte a los países afectados porque eso demora la ayuda de la comunidad internacional a los enfermos.
Por su parte, el vicesecretario general de la ONU, Jan Eliasson, consideró que la epidemia de ébola es una prueba para la solidaridad de la comunidad internacional en su conjunto, y que la crisis no sólo es sanitaria, sino también humanitaria, de desarrollo y de seguridad.
“Los sistemas de salud de los países afectados están abrumados por la magnitud y complejidad de los problemas. Se les está haciendo extremadamente difícil afrontar la situación. Nosotros, la comunidad internacional, debemos intensificar nuestros esfuerzos y aumentar la capacidad”, dijo Eliasson.
Por su parte, la presidenta del organismo Médicos sin Fronteras, Joanne Liu, criticó el bajo nivel de respuesta global y que la reacción de la comunidad internacional a la epidemia ha sido “letalmente inadecuada”.
“El momento de las juntas y la planeación se terminó. Es momento de actuar. Cada día de inacción significa más muertes y el lento colapso de la sociedades”, sentenció Liu.