El equipo de la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) han explicado que los rebotes sufridos por la sonda Philae, tras el primer aterrizaje, podrían haberla trasladado un kilómetro de su destino. 
 
Uno de los responsables de esta misión, Jean Pierre Bibring, ha explicado que el aparato "está muy cerca de donde se quería llegar", pero ha reconocido que el equipo trabaja en saber el punto exacto en el que se encuentra. En la imagen superior aparece en morado el punto prefijado de llegada y el azul donde ha terminado aterrizando la nave.

Los datos que han aportado este jueves en rueda de prensa, indican que Philae aterrizó "con gran precisión" en el lugar elegido –Agilkia– y después sufrió dos rebotes. Según se ha desprendido de las informaciones llegadas del motor aterrizador, el primero de los “saltos duró una hora y 50 minutos, durante los cuales la sonda se desplazó a 38 centímetros por segundo. El segundo bote fue algo más pequeño: se desplazó a 3 centímetros por segundo durante 7 minutos.

Este descontrol ha provocado también que Philae no esté colocada como los investigadores esperaban. En este sentido, el manager del aterrizaje en el centro de control de la ESA, Stephan Ulamec, ha indicado que Philae no está en paralelo a la superficie y que estaría anclada "sólo con dos de sus patas".

Ulamec ha indicado que el equipo de la misión está trabajando para modificar la posición de la sonda "en las próximas horas". El cuerpo del aparato puede girar hasta 8 grados, lo que también solucionaría, en parte, los problemas relacionados con la iluminación.

Una hora de luz solar

La superficie de Philae está recubierta de paneles solares con los que recoge energía para realizar su trabajo. La ESA esperaba que las horas de luz estuvieran alrededor de las siete. Ahora, han reconocido que en el nuevo lugar de aterrizaje sólo cuentan "con una hora".

Ulamec ha indicado que en la agenda de estos días está previsto optimizar la iluminación y cambiar la orientación de Philae, para mejorar su rendimiento.
Sin embargo, ha indicado que las comunicaciones, que en un principio eran "inestables", han mejorado. "Durante horas hemos tenido una conexión perfecta con la sonda. Luego se ha vuelto a perder porque la órbita estaba por debajo del horizonte una vez más", ha indicado. 

Actualmente, se está utilizando una segunda batería que no necesita tanta energía, lo que ha permitido obtener los primeros datos. "Las condiciones no son las ideales, pero todos los instrumentos están funcionando y muchas mediciones están en progreso", ha reconocido el científico.

Primeras fotografías

De hecho, los científicos de la agencia espacial ya han recibido las primeras imágenes de la misión. Una, obtenida desde la nave Rosetta, muestra a Philae en su nueva ubicación y "haciendo acrobacias" sujeta por sus dos patas. Mientras, la propia sonda ha captado numerosas fotografías, las más destacadas las que recogen lo que hay bajo sus pies y otra del horizonte. "Es la primera fotografía sacada desde un cometa", ha recordado Ulamec.

Gracias a ellas se ha podido sabe que el aterrizaje se ha realizado en una superficie de material polvoriento y que la textura de este cometa es rocosa con polvo alrededor.

Los expertos han explicado que hay más imágenes que se están procesando, aunque no se podrán hacer públicas en breve, debido a los problemas de comunicación existentes.