Aparte de docenas de cantos de “Cumpleaños Feliz”, “Happy Birthday”, etc. a cargo de los peregrinos durante la audiencia general, tres mil cuatrocientos tangueros de toda Italia homenajean al Papa en su 78º cumpleaños con una gigantesca milonga justo delante de la plaza de San Pedro.
Durante su recorrido en "papamóvil" antes de la audiencia, el Papa comentó divertido: “¡Vamos a llenar de aires pamperos la plaza de San Pedro!”. Las parejas de bailarines se identificaban mediante pañuelos blancos que llevaban escrito en italiano: “Tango para el Papa Francisco”, que fue un gran aficionado a ese baile durante su juventud.
El Papa estaba conmovido por mil manifestaciones de cariño, desde la enorme tarta que le regalaron los 35 nuevos sacerdotes de la Legión de Cristo ordenados el sábado pasado hasta los carteles, pequeños regalos y canciones que acompañaban el recorrido del “papamóvil”.
Al término de la audiencia, el Papa volvió a saludar a los tanguistas y les dijo: “¡Esto va a parecer la plaza del dos por cuatro!”. La iniciativa de una maestra de tango de Ravena, encontró enseguida un eco favorable entre los aficionados de toda Italia.
Reflexión sobre la familia
Cuando Cristina Camorani informó de su proyecto al Vaticano, los encargados de protocolo no sabían que hacer. Al final, de acuerdo con el Ayuntamiento, decidieron que podían bailar durante dos horas a partir del mediodía en la plaza Pío XII, situada justo delante de la plaza de San Pedro, y a lo largo de la Vía della Conciliazione.
El Papa dedicó la audiencia a la Sagrada Familia de Nazaret “que tuvo que superar muchas dificultades”, pues “no era una familia irreal, de fábula”. Francisco anunció que “con vistas al Sínodo de la Familia que tendrá lugar el próximo mes de octubre, he decidido dedicar las catequesis de este año a reflexionar sobre la familia, ese gran don que Dios dio al mundo desde el principio de la creación”.
Al final del encuentro con más de veinte mil peregrinos, el Papa tuvo un recuerdo conmovido para las víctimas de los “actos terroristas en Australia, Pakistán y Yemen”, y dirigió el rezo de un Padre Nuestro por las víctimas, sus familias, y la conversión de los criminales “que no se paran ni siquiera delante de los niños”.